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La ovetense Graciela Ruiz Ortiz falleció durante la mañana de ayer a los 50 años de edad tras una intensa lucha contra la ELA que se ha prolongado durante el último lustro y que le había llegado a provocar graves problemas en las extremidades. Con ... ella, se va una de las sonrisas más incansables de la pelea contra la esclerosis lateral amiotrófica de todo el Principado de Asturias. Su caso se había hecho notorio en 2018 después de que ella misma iniciase una campaña de donaciones para poder costearse una terapia con máquinas de frecuencias vibracionales al fracasar en el intento de encontrar una cura.
«Tengo afectados los miembros superiores y debilidad en las piernas», aseguraba entonces. «La medicina tradicional no ha encontrado una solución hasta el momento; por lo tanto, he comenzado una búsqueda de terapias alternativas». Una explicaba, «que me está ayudando», pero que era demasiado costosa.
Afortunadamente, gracias a la colaboración de la gente, logró reunir los casi 18.000 euros que le hacían falta para pagarse las máquinas. En esas acciones benéficas había participado entonces el Club Deportivo Grujoan -que juega en el campo de Luis Oliver-. La entidad había donado la recaudación de todo un fin de semana a la lucha contra la enfermedad.
La noticia del fallecimiento enseguida se extendió, apenando a la comunidad de enfermos de ELA de toda la región. La presidenta de una de las organizaciones principales, la Asociación ELA-Principado, María José Álvarez, recordó a Graciela Ruiz como «una buena chica». La conocía, porque había participado en la asociación durante varios meses. «Estuvo con nosotros un tiempo, le dábamos fisioterapia», aseguró, para añadir a renglón seguido que «es una verdadera pena».
Sus amigos, en ese sentido, la rememoraron como una mujer «siempre cantando y sonriendo», «dulce» y cuya frase más repetida era: «Viva la vida y viva el amor». Ayer, tras su fallecimiento, sus familiares realizaron varios carteles con fotografías de Ruiz Ortiz en las que dejaron por escrito algunas de sus últimas palabras. Unas, en las que ella misma se presentaba como «ciudadana del planeta Tierra, la Vía Láctea», y deseaba a todos «una bella vida y una dulce muerte», y que venían encabezadas por el mensaje: «Nadie sabe cuándo va a ser el momento de su último aliento», pero con el «nadie» tachado en color rojo.
La esclerosis lateral amiotrófica o ELA es una enfermedad de las neuronas en el cerebro, el tronco cerebral y la médula espinal que controlan el movimiento de los músculos voluntarios, y que afecta a cinco de cada 100.000 personas en el mundo. Solo en Asturias, hay más de un centenar de personas diagnosticadas, la mayoría organizadas en torno a la asociación mayoritaria.
Actualmente no tiene cura; sin embargo, recientemente un grupo de científicos italianos del Instituto Mario Negri de Milán y de la Ciudad de la Salud de Turín ha descubierto que la deficiencia de una enzima, la ciclofilina A, en las células es una de las causas de la enfermedad.
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