El botellón sacó a la calle a cientos de jóvenes el sábado.

«El alcohol del botellón se compra en supermercados, ahí está el problema»

La Asociación de Bares de Copas de Oviedo lamenta el daño a su imagen y la contratación de más personal de seguridad en días como Carnaval

I. REY

Miércoles, 8 de marzo 2017, 04:07

Dicen los hosteleros que trabajan tras las barras de los bares de copas de El Antiguo que ellos son doblemente damnificados por el botellón, especialmente en celebraciones como la del pasado fin de semana, cuando una gran aglomeración de jóvenes bebiendo se concentró en las calles de la ciudad durante el Carnaval. Aseguran que, además de perder clientes, el botellón daña su imagen y genera problemas con los vecinos. «Se echa la culpa a los bares de copas, pero nosotros no tenemos nada que ver con lo que pasa. Quienes están en las calles compran alcohol en los supermercados, no en nuestros bares», destaca Pelayo Pérez, miembro de la Asociación de Bares de Copas de Oviedo.

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Es más, Pérez asegura que él mismo, como muchos otros empresarios de la zona, tiene que incrementar la plantilla de seguridad en fechas como la del Antroxu. «Pasamos de dos a tres personas para impedir que la gente salga con vidrio a la calle, pero sobre todo para evitar que entren con bebida o borrachos. Vienen a utilizar nuestros baños durante el botellón», explica. Ese ambiente hace, en ocasiones, que los clientes habituales, «quienes buscan un lugar más tranquilo», también se vayan.

Toda esa presencia de jóvenes, que además de beber «vomitan o mean en la calle en portales de vecinos», junto a tres o cuatro locales de la zona «que continuamente cambian de manos y que no se preocupan por una multa ni nada parecido», es lo que les causa mala prensa, según Pérez. «Los bares cumplimos, pero es que no podemos hacer nada para evitar lo que ocurre», aseguran.

Algo «inevitable»

El hostelero cree que esa costumbre del botellón tiene difícil solución. «Creo que es inevitable, es como intentar poner puertas al campo. Los chicos no tienen dinero y salen a beber barato, lo compran en supermercados y luego se van a beber a otros sitios como la plaza del Paraguas, Sol y Trascorrales, vienen a las puertas de nuestros bares, pero el problema está en los supermercados», indica. No hace falta, cuenta Pérez, más que acudir a una de las superficies de alimentación cercana a la zona de ocio cualquier sábado por la tarde para ver las grandes colas que se forman.

Otros hosteleros de la ciudad coinciden en describir el problema como una cuestión social que requiere una intervención en educación, más que en sanciones. No obstante, el concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández, aseguró el lunes que aumentará el dispositivo especial para controlar el botellón en celebraciones como la del pasado fin de semana. Las quejas de los vecinos no se hicieron esperar por el ruido y la suciedad, aunque el edil afirmó que no hubo denuncias. Tampoco quiere Fernández que la ciudad sea un estado de excepción, aunque su orden exigiendo control, asegura, fue clara.

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