Abdelwahid Aghbalou, en el momento de acceder al juzgado.

El asesino de la joven ovetense se coló en Melilla pese a haber sido expulsado del país

Abdelwahid Aghbalou tenía prohibida la entrada al país hasta 2021 tras ser condenado por maltratar a su víctima

CECILIA PÉREZ VEGA

Martes, 12 de julio 2016, 01:48

Karla Belén Pérez Morales, de 22 años y raíces ecuatorianas murió estrangulada. La mató su expareja, Abdelwahid Aghbalou. Así lo confesó su agresor, primero entregándose, horas después de cometer el crimen, en la Jefatura Superior de Policía de Melilla el pasado domingo y después ante la comandancia de la Guardia Civil de la ciudad autónoma. Los resultados de la autopsia, practicados a la joven ovetense, confirmaron su testimonio.

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Por este motivo, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Melilla, con competencia en violencia sobre la mujer, acordó ayer la prisión provisional, comunicada y sin fianza por un delito de homicidio para Abdelwahid Aghbalou, de 34 años y origen marroquí, expareja y padre del bebé de un año de Karla Belén Pérez Morales. Lo hizo tras escuchar la declaración del asesino confeso durante más de cinco horas. El agresor llegó a los juzgados a las diez y media de la mañana de ayer, con la cara descubierta y escoltado por una pareja de la Guardia Civil. Salió a las tres y veinte de la tarde, ya con el rostro cubierto y directo a prisión.

El presunto asesino de Karla Belén Pérez Morales se entregó a la Policía Nacional de Melilla con el hijo de ambos en brazos tras cometer el crimen entre la noche del viernes ocho de julio y la madrugada del sábado 9. Un suceso que se escapa a cualquier lógica, más cuando el agresor ya había sido denunciado por Karla Belén Pérez y condenado por el Juzgado de la Violencia sobre la Mujer de Oviedo en una sentencia de conformidad del pasado mes de abril por lesiones y amenazas. Abdelwahid Aghbalou fue condenado a once meses y diez días de prisión. Además, y aquí viene la clave, la jueza le impuso la prohibición de aproximarse a la víctima a menos de 500 metros durante un período de dieciséis meses y la expulsión y prohibición de entrada en territorio español hasta dentro de cinco años, según informó el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.

Esta resolución de nada sirvió porque, según confirmaron desde la comandancia de la Guardia Civil de Melilla, «desgraciadamente la víctima vino a Melilla para presentar el niño a la familia de su asesino», aseguró ayer el coronel Antonio Sierras, jefe de la Benemérita de la ciudad autónoma. Y desgraciadamente Abdelwahid Aghbalou logró entrar en territorio español y quebrantar la orden de expulsión y de alejamiento sobre su expareja porque «se coló» por la frontera que separa Marruecos de Melilla. «Estamos en África y por la frontera acceden a territorio nacional diariamente más de 40.000 personas», afirmaron desde el instituto armado.

Por estos pasos cruzan diariamente miles de marroquíes para llegar a Melilla. Los investigadores que llevan el caso de la muerte de la joven ovetense creen que Abdelwahid Aghbalou aprovechó la avalancha de gente y el descontrol que se produce en esos momentos para acceder al territorio nacional.

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Desde la comandancia de la Guardia Civil de Melilla reconocieron que ese punto es un «coladero». Matizaron que esas circunstancias nunca se hubiesen dado si el agresor de Karla Pérez Morales hubiese querido acceder de Melilla a la península.

Una cita concertada

Desde la Guardia Civil de la ciudad autónomaaseguraron que el presunto asesino confesó a los agentes de la Benemérita que tanto él como su expareja habían acordado verse en Melilla. «Ha sido una desgracia detrás de otra», aseguró el coronel Sierras que enfatizó que en el momento que la víctima se acercó a Melilla «se rompe cualquier orden de alejamiento del protocolo de protección de la víctima. Él nunca hubiera llegado a Oviedo donde residía ella. El nivel de protección ahora era bajo. Fue alto mientras estaba en la península», aseguró. «Si la víctima se acerca a su maltratador mal vamos», sentenció.

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Queda por averiguar quién se puso en contacto con quién y el porqué la víctima accedió a verse con su expareja, de la que tenía una orden de alejamiento. «No sabemos quién llamó a quién. No tenemos acceso a las conversaciones telefónicas, si es que las hubo, entre ellos», apreció un miembro de la Guardia Civil de Melilla próximo a la investigación.

Precisamente ese dato es el que no entienden los familiares de la joven ovetense, de origen ecuatoriano, que ayer fue asesinada por su expareja. «Desconocía que ella estaba en Melilla, no sé porqué bajó», aseguró a este diario un familiar.

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De hecho, Karla Pérez Morales había vuelto a los juzgados desde la primera sentencia contra su pareja. Hace un mes se le concedió la autorización judicial para poder expedir, sin el consentimiento paterno, documentos para el bebé. Más recientemente, hace una semana, se celebró en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer otra vista por medidas sobre el menor, que está pendiente de sentencia y en el que la joven solicitó la guardia y custodia y alimentos del bebé así como la suspensión al padre de la patria potestad. Algo, sin embargo, la llevó a ver a su expareja y asesino confeso sin informar a su familia.

Según fuentes de la investigación, la víctima llegó el pasado viernes a Melilla. Tenía previsto regresar a la península el sábado por la noche, ya que entre sus pertenencias se encontró un billete de barco para ese día con destino a Almería. Tras pasar parte del viernes con él, en un momento de esa noche y la madrugada del sábado, mantuvieron una «acalorada» discusión que acabó con la muerte por estrangulamiento de la joven ovetense a manos de su expareja. Su cuerpo, recostado sobre una maleta, apareció en los aparcamientos de la playa de La Hípica. Lo encontró un hombre que corría por la zona a primera hora de la mañana del pasado sábado.

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Con esta muerte ya van 23 asesinadas por violencia machista en lo que va de año, a falta de confirmar cinco casos que se están investigando actualmente, según los datos facilitados por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. El 40,9% de las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas habían denunciado previamente malos tratos. Cualquier persona que sea testigo o sufra cualquier tipo de violencia de género puede denunciarlo al teléfono 016.

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