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IDOYA REY
Lunes, 22 de febrero 2016, 00:32
Un centro social, otro de día, una residencia de ancianos y un parque biosaludable con aparatos de gerontología. Todo, en el mismo lugar. Esa es la idea que lanzó la Consejería de Vivienda y Bienestar Social hace ahora diez años: Oviedo tendría su primer centro polivalente para mayores en La Tenderina. Fue hace una década cuando se proyectó el edificio, aunque la idea tardó un poco más en hacerse realidad. El CPR de La Tenderina se inauguró en 2010 y por el medio dejó una promesa sin cumplir: el traslado de los residentes del centro de La Malatería al nuevo CPR sería temporal. Nunca volvieron al barrio de San Lázaro y el edificio aún bordea la ruina.
2006.
En febrero de hace diez años la Consejería de Vivienda y Bienestar Social anunció que ese mismo año iniciaría la construcción del primer Centro Polivalente de Recursos para mayores de la ciudad.
Octubre.
El Ayuntamiento cedió el terreno para la edificación del CPR. La parcela formaba parte de la Unidad de Gestión de Cerdeño.
2010.
El Principado inauguró el edificio ese año.
El proyecto presentado en 2006 por el Principado reveló que el edificio tendría 4.500 metros cuadrados útiles en los que se invertirían 4,2 millones de euros, aunque el coste final ascendió a los 9 millones de euros. Hubo que modificar el diseño inicial por diferentes contratiempos en el transcurso de las obras, como los trabajos para encauzar un pequeño río que pasaba por la parcela cedida por el Ayuntamiento. En realidad habían sido los vecinos quienes inicialmente escogieron la ubicación y fue la única parcela que el Consistorio accedió a ceder.
El terreno formaba parte de la Unidad de Gestión de Cerdeño, en la calle Siero, y en el mismo se erigió el CPR, cuya residencia suma 120 plazas. Inicialmente 75 de las mismas fueron ocupadas por los residentes de La Malatería. Se mudaban temporalmente hasta que en su barrio, San Lázaro, se acondicionara una nueva residencia. Porque el de La Tenderina no fue solo el anuncio de un nuevo centro sino el de toda una reordenación que colocaba a San Lázaro como el eje de los recursos de atención a mayores. La propuesta lanzada por Izquierda Unida nunca llegó.
La Malatería sería un centro polivalente que aunara historia y servicios. El Principado pretendía convertir el inmueble en un edificio de apartamentos para personas con discapacidad entre 18 y 50 años, pero también en centro social con una cafetería y cocina para dar menús a los vecinos de la zona y con un espacio de innovación de calidad que sirviera también como lugar expositivo. Querían implicar a familiares y vecinos del barrio. Pero todo se ha quedado por el camino. Los vecinos de la zona han visto cómo en los últimos años el edificio, que cuenta con una declaración BIC, sigue envejeciendo.
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