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Domingo, 7 de febrero 2016, 10:45
Las cinco hectáreas que suman los terrenos de El Rayo-Mercadín ofrecen la singular oportunidad de ver gallinas, vacas y praos extensos en pleno casco urbano de Oviedo, a cinco paradas de autobús de la calle Uría. Pero también albergan otros elementos menos bucólicos como basura, agua estancada o edificios ruinosos que han servido y sirven aún de morada de okupas. En los últimos años se han producido al menos cuatro incendios, contabilizan los vecinos. Uno de ellos se declaró en el solar de al lado del negocio que regenta David Blanco, un bar-restaurante que da la espalda al deterioro de El Mercadín y orienta su puerta a la concurrida calle de La Tenderina.
Hace un lustro había grandes planes para una «zona que concentra buena parte del futuro de la ciudad, que ofrece un espacio de crecimiento urbanístico más allá de la autopista Y y que permite un cambio inimaginable en toda la zona este». Estos elogios se los dedicó al área el exresponsable de Urbanismo Alberto Mortera en abril del año 2011, en el Pleno donde se aprobó de forma definitiva el plan especial El Rayo-Mercadín. El acta de aquella sesión incluye, además del piropo del ex concejal, la descripción que Mortera hizo entonces del estado en el que se encontraban las parcelas debido a la paralización del desarrollo urbanístico de las constructoras, que habían comprado fincas en el ámbito y tenían proyectos para la zona: «Pedimos disculpas a los vecinos, porque la lentitud en la construcción ha generado ruinas, abandono y focos de insalubridad e inseguridad». Y junto a la descripción, Mortera hizo una promesa: el Ayuntamiento instaría a los promotores a limpiar y sanear el espacio. «O actúan ellos con la piqueta o lo haremos nosotros y les pasaremos la factura. No vamos a permitir estas situaciones ni en La Tenderina ni en Ventanielles. La piqueta será implacable», advirtió.
De eso han pasado casi cinco años y si entonces la crisis estaba retrasando la entrada de las máquinas para edificar, el estancamiento del mercado inmobiliario en los ejercicios posteriores apuntaló el deterioro de El Mercadín.
«Es una zona muy valiosa, pero sigue muy descuidada. Continúa habiendo casas con okupas, algunas acabaron incendiadas», dice David Blanco. Un peligro, el del fuego, que genera también la maleza que crece en las fincas ya vendidas y a las que miraban de reojo los vecinos el pasado diciembre, cuando las llamas calcinaron varias zonas de Asturias. «Que limpien, que no les cuesta nada» pide «a quien corresponda» José Antonio Lobeto, otro lugareño que pasea desde lo alto de El Mercadín hacia los comercios de la calle de La Tenderina evitando las fincas con vertederos y ruinas.
Mantener adecentada el área corresponde a cada uno de los propietarios de los terrenos, en manos de varias constructoras asturianas. «Algunas de ellas están en manos de un administrador judicial», sospechan los vecinos. Es por eso que el Ayuntamiento ya ha tenido que intervenir. «A finales del año pasado se procedió a demoler una de las casas ruinosas en La Tenderina Baja y, tras la colaboración con el responsable para la zona de Oviedo del Servicio de Guardería Rural del Principado, identificamos un vertedero en la parte izquierda del paseo de los Pensionistas», cuenta el concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández.
El responsable municipal pudo verificar la situación pocos meses después de asumir el cargo, en una visita en la que fue guiado por los vecinos. Fernández admite que hay una situación de «total abandono» y asume que «las constructoras no lo tiene como debieran». No obstante, anuncia que ordenará al Servicio Municipal de Conservación y Policía Urbana que revise la zona para tratar de limpiarla y sanearla. Eso sí, «el proceso que el Ayuntamiento está siguiendo es repercutir en los propietarios de las fincas el coste de los trabajos de limpieza o demolición, porque esta administración no va a renunciar a recuperar un dinero que es público».
El responsable de Seguridad alude a la herencia recibida: «Es una situación que se prolonga desde hace muchos años y no tenemos una varita mágica para solucionarla de repente». Pone el acento en los trámites que el Consistorio ha de seguir para conseguir demoler un edificio amenazante: «Primero nos tenemos que dirigir a los propietarios y hay que intentar que la demolición corra de su parte». Si los dueños de los terrenos no se avienen a ello, el Ayuntamiento procede con la piqueta. Hace notar asimismo que «el problema es que son actuaciones que se reiteran: hoy lo limpias y, al cabo de un tiempo, vuelve a ser un vertedero».
Un desembolso de dinero público que no se tendría que hacer en El Rayo-Mercadín si el área estuviese construida, si el plan especial que rige su desarrollo -modificado en septiembre de 2014- se hubiese llevado a cabo. «Pero esta zona estaba destinada a ser pasto de la especulación», concluye un residente, Manuel Casasola. «Es un espacio privilegiado, con el suelo más valioso de Oviedo, que la crisis dejó sin desarrollar y en deterioro», añade.
Pone el corolario Víctor Manuel Cortedera: «Estamos en un entorno menospreciado, que lleva abandonado mucho más de cinco años. A ver si esta nueva Corporación se compromete a mirar más hacia aquí».
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