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El mural pintado por Vela Zanetti luce en la basílica de San Juan frente al altar del Nazareno.
El mural escondido de la basílica de San Juan

El mural escondido de la basílica de San Juan

El párroco coloca en la iglesia un cuadro de la Santa Cena de Vela Zanetti que estaba en la sacristía

I. REY

Domingo, 13 de diciembre 2015, 01:17

Luce en la basílica de San Juan, frente al altar del Nazareno, un nuevo mural, que en realidad lleva muchos años entre las paredes del templo religioso. Es un cuadro de la Santa Cena, que el párroco, Javier Suárez, ha decidido sacar de ese lugar donde permanecía casi escondido para que todos los fieles y visitantes puedan contemplar su belleza. Porque insiste, «es una gran obra».

Hasta ahora, el mural, firmado por el pintor Vela Zanetti, permanecía en la sacristía, un lugar de más difícil acceso para poder contemplarlo. Aunque antes, durante los primeros días de la pintura en Oviedo, se colocó en el salón de actos del edificio parroquial, en la calle Fray Ceferino. Los ojos del párroco contemplaban cada día esa «hermosa obra» y quiso que todo aquel que visitara la basílica pudiera apreciarlo. Por ello, Suárez contrató a un restaurador que se ha encargado del desmontaje y montaje de la obra que ya cuelga en todo su esplendor de las paredes de la iglesia. «Es un mural de 4 por 2,5 metros y no entraba por la puerta ni por la ventana de la sacristía. Por eso contraté a un restaurador que con sumo cuidado realizo esa tarea de desmontaje y montaje», cuenta.

La obra fue encargada por el anterior párroco, Fernando Rubio, en el año 1973. En realidad el ruego se había producido un par de años antes, cuando un conocido del pintor les puso en contacto. Los murales de Vela Zanetti eran muy conocidos. El pintor tienen obras en República Dominicana, donde vivió tras su exilio durante la guerra civil, Colombia, Puerto Rico, México y Nueva York. También ganó en 1952 el concurso internacional para realizar un mural en la ONU, el conocido como 'Mural de los derechos humanos'. El párroco hubo de insistir para que el prestigioso pintor atendiera su ruego. Lo logró el 30 de noviembre de 1973, cuando el mural de la Santa Cena llegó a Oviedo. Luego, la obra, en la que el autor se autorretrató en el personaje de Pedro, viajaría a la exposición de las Edades del Hombre, de Medina de Rioseco. A su vuelta se colocó en la sacristía, hasta ahora que luce con toda su historia en la basílica.

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