Los rescates de Cepesma en Oviedo

La multa de 630 euros que reclama el Ayuntamiento (corresponde a la etapa de Agustín Iglesias Caunedo como alcalde) después de pedir a Cepesma que rescatara dos gaviotas del Casco Antiguo movilizó a la sociedad ovetense. A través de la plataforma change.org recogieron esta semana firmas para pedir al nuevo equipo de gobierno que retire la sanción. En pocos días ya superaban los 4.000 apoyos. Si no abona la multa en plazo, el siguiente paso será «embargar los bienes» a Luis Laria, presidente de Cepesma.

Todo comenzó cuando recibió una llamada solicitando la intervención de la coordinadora para retirar una gaviota que se encontraba en la azotea del Museo Arqueológico. A los pocos minutos, la Policía Local le reclamó un segundo rescate de otra ave en los aledaños de la Catedral. Al tratarse de una zona peatonal, de acceso restringido, Laria aportó los datos del vehículo y la matrícula y los agentes le dieron permiso. Meses después llegó la sanción.

El rescate de las gaviotas es solo un ejemplo de las actuaciones que llevan a cabo los voluntarios en la ciudad. En lo que va de año han rescatado más de medio centenar de animales: 28 tortugas, 17 gaviotas, tres hurones, seis serpientes, una arcea, una cotorra y una ninfa. La mayoría son avisos de particulares que se cansan de sus mascotas y que, «tras avisar a distintos equipos como la Policía Local, el 112 o la Guardia Civil, finalmente acuden a nosotros», explica Laria que insiste en que en realidad es «responsabilidad municipal».

La mayor parte de los rescates son de tortugas de Florida abandonadas en fuentes. «Suelen ser del tamaño de la palma de una mano y un gran porcentaje es de propietarios que se cansan». Así, se han encontrado ejemplares en la fuente de plaza Castilla y el estanque del parque San Francisco. «Se trata de una especie invasora así que las recogemos y las llevamos al estanque del Parque de la Vida (Luarca)».

Por número le siguen las actuaciones con gaviotas. Son las más complicadas porque en muchos casos «se trata de ejemplares jóvenes que se cuelan en casas o en patios de luces». El operativo se complica, sobre todo, «en espacios reducidos y cuando los vecinos de los domicilios desde los que resulta más cómodo acceder al patio, no están en ese momento». A los 18 ejemplares, una vez capturados, los llevan a la costa asturiana y los sueltan en libertad. La mayor parte de los avisos llegan en verano, entre junio a septiembre.

Además, han recogido de la calle tres hurones (uno se estaba abandonado en la calle Arzobispo Guisasola; otro lo cogieron justo antes de entrar en el parking de Foncalada y el tercero, lo rescataron de una casa donde «ya no lo querían»). Al día siguiente ya tenían nuevo hogar. «Los adoptaron tres familias», cuenta Laria.

Los vecinos de la zona de El Cristo no olvidan el 13 de abril. En su paseo tropezaron con una serpiente autóctona (natris). Los voluntarios del Cepesma acudieron hasta el lugar, la rescataron y la liberaron en un lugar alejado, sin viviendas. Un susto mayor se llevaron en Olloniego cuando se encontraron una víbora. Fue el 5 de mayo y, al tratarse de una serpiente autóctona como la natris, el modus operandi es similar.

Junto a estos ejemplares, lo cierto es que, a diario, reciben múltiples llamadas de vecinos que han visto una serpiente y no saben cómo actuar. Pero también de particulares que se han cansado de tener una mascota exótica. De momento, han recogido una pitón real y una serpiente coral amazónica.

En cuanto a las aves, los voluntarios rescataron una arcea que se había golpeado contra el edificio de Presidencia y una cotorra que disfrutaba de un vuelo por la zona de Pumarín cuando decidió meterse en una casa. «Ese fue su error porque fue cuando pudimos cogerla», recuerda. Y una ninfa (pertenece a la familia de las cacatúas) que había decidido contemplar el tráfico desde un quitamiedos del túnel de acceso al barrio de Ciudad Naranco.