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Angelina Fueyo, abogada, conocía a la víctima.
«Era un señor de lo más normal»

«Era un señor de lo más normal»

El vecindario dice que la víctima había rehecho su vida hacía pocos años, sufría «de los nervios» y era madre de un hijo que reside en Londres

Ana Salas

Martes, 10 de noviembre 2015, 00:22

Una trabajadora de una oficina ubicada en la misma planta donde vivía María Isabel Márquez Uría abrió el buzón cuando llegó a su empleo y se encontró la nota escrita por Jorge P. V. «Sabe que llegamos temprano pero supongo que la metió ahí por casualidad», acertó a decir la mujer que prefirió no dar su nombre. Conocía a la víctima porque se encontraban en el descansillo y poco más. «Era vecina de toda la vida» del inmueble, apuntó.

Hace 16 años que María Bonilla limpia en el edificio y conocía a la víctima desde entonces. Ayer, cuando llegó al inmueble ya estaba la Policía Nacional y sobre las once de la mañana cuando ella concluyó su labor, los agentes aún seguían allí. Poco después del mediodía, sin embargo, ya habían abandonado el domicilio y precintado la puerta de la casa donde falleció María Isabel Márquez. Ella «estaba mal de los nervios desde hace tiempo y él era un señor de lo más normal», los definió Bonilla. Para Angelina Fueyo, responsable de un despacho de abogados ubicado también en el primero piso, ella era «muy agradable» y él, «muy majo, saludaba a todo el mundo, no sé qué pudo pasar», se preguntaba.

El motivo que por el que, supuestamente, Jorge P. V. asesinó a su pareja es lo que ayer los vecinos se cuestionaban sin encontrar una respuesta posible a un crimen. La pareja no frecuentaba los cafés de la calle. Sus dueños y camareros no acertaban a ponerle cara a la fallecida y a su presunto asesino. Hubo quien se enteró de lo ocurrido por que la víctima era hermana de una profesora del colegio San Ignacio y de otra mujer vecina de Matemático Pedrayes. Nacida en Bilbao, María Isabel Márquez Uría, trabajó antes de casarse pero no volvió a hacerlo, aseguraban algunos vecinos. Mantenía buena relación con su exmarido, psiquiatra de profesión. Ambos eran socios del Club de Tenis. Con la separación, sin embargo, las cosas cambiaron para la mujer. Su hijo se fue a vivir a Londres y conoció a Jorge P. V. con el que convivía desde hacía varios años. La casa, sin embargo, carecía de luz cuando ayer llegó la Policía Nacional.

En la céntrica calle ubicada en una de las zonas más señoriales de la ciudad, la mayoría de los vecinos prefirieron no opinar sobre lo sucedido. No abrieron sus puertas ni ofrecieron ningún tipo de versión respecto a lo que pudo ocurrir. Prefirieron guardar silencio pensando en que lo que pasó en la casa cuando el detenido golpeó hasta la muerte a su pareja forma parte del ámbito privado. Ni siquiera lo hicieron para condenar una muerte por violencia machista más. La última en Oviedo ocurrió en una calle muy próxima, Elizabeth Toaza Sarmiento murió en Comandante Vallespín degollada por su pareja en septiembre de 2010.

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