Vista aérea de la plaza de toros de Buenavista.

Los vecinos de El Cristo piden derribar la plaza de toros para hacer un recinto polivalente

Defienden tirar el coso taurino, «protegido a calzador», para construir un recinto capaz de albergar conciertos y festivales

GONZALO DÍAZ-RUBÍN

Domingo, 1 de noviembre 2015, 01:23

Que el estudio de viabilidad sobre el futuro de la antigua ciudad sanitaria de El Cristo no convence a los vecinos no es una novedad. Rechazan la construcción de viviendas (el plan prevé 800) y califican de «pobre» la propuesta sobre la que la Consejería de Fomento quería convocar un concurso internacional de ideas para estas 23,5 hectáreas. La asociación, de hecho, trabaja en una propuesta alternativa que prioriza los usos públicos sobre la parcela de la actual Jefatura Superior de Policía y la plaza de toros y la conservación, al menos de momento, de los edificios de la antigua ciudad sanitaria.

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Ramón del Fresno, presidente de la asociación vecinal de El Cristo, defiende que la parcela que ocupa la Policía Nacional y los suelos municipales de la plaza de toros «deben tener usos públicos, que ayuden a la recuperación de la actividad en el barrio y de las empresas». Concentrando, como pretende el propio Ministerio del Interior, las nuevas dependencias policiales en la esquina de la calle Burriana con la avenida de Buenavista se liberarían «unos 20.000 metros», que los vecinos quieren destinar a «un recinto ferial» que complemente la actividad del Palacio de Congresos.

«La Vega puede tener otros usos», señala Del Fresno acerca de la cerrada fábrica de armas, «porque lo que es evidente, es que el espacio expositivo que necesita un congreso internacional tiene que estar junto al Palacio. Se crearía un eje», defiende. Los pabellones podría, además, albergar otras actividades o servicios a empresas. En las inmediaciones se encuentra el centro de emprendimiento y coworking municipal del Talud de La Ería.

Al otro lado de la calle, la vetusta plaza de toros. «Una ruina», señala Ramón del Fresno, que «fue protegida a calzador». La asociación defiende ahora su demolición - «la tauromaquia está en retroceso y en su configuración actual y su estado no sirve para nada», zanja- para dejar espacio para un gran centro polivalente. Uno que «albergue todas esas cosas para las que ahora no encontramos sitio y andamos dando vueltas», apunta. Los conciertos de San Mateo, «festivales gastronómicos o culturales», y casi cualquier otra actividad, en un edificio «singular» que reúna un buen aforo, garantías de seguridad y polivalencia, propone.

Todo, sin haber tocado un solo metro de la antigua ciudad sanitaria, sobre cuyo futuro también quieren reabrir el debate. «Queremos que se abra un nuevo proceso de participación. No nos creemos que alguien propusiese hacer 800 viviendas, como dicen», señala Del Fresno, que critica que se encargasen los trabajos a «Sogepsa y no al Colegio de Arquitectos».

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La Consejería de Fomento apela a razones económicas y funcionales para justificar el derribo de algunos de los principales edificios del conjunto. Adecuar la Residencia o Rehabilitación o el Hospital para algunos de los usos previstos por el estudio de viabilidad -terciarios, educativos o asistenciales- costaría una millonada. Tanto como casi 30 millones de euros para el Hospital General y más de 54,5 para la Residencia y su anexo. «Es tirar los pegoyos antes de saber si se va a levantar otro hórreo», critica el líder vecinal.

Recuerda Del Fresno que la Residencia y Rehabilitación han sido incluidas en el catálogo del Docomomo Ibérico, como ejemplos destacados de la arquitectura racionalista de Mercadal y se opone a su demolición: «No se tocan». De hecho, propone que, de momento, no se toque nada, hasta que «no sepamos qué queremos hacer y cuando digo 'queremos' no digo la consejería, sino abrir un proceso de verdadera participación».

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De hecho, los vecinos ya han hecho varias propuestas para estos edificios y terrenos en los que consideran se podrían agrupar las sedes judiciales o ampliar los suelos y usos de la Universidad. De otros de los edificios que el Principado planea derribar, los bloques del Hospital General y el «edificio A», por estar más «próximos a Julián Clavería, deberían servir a la Universidad», sostiene. Sugiere, en el último, «una residencia de estudiantes», que podría reutilizar el comedor y la cafetería de la última planta y mantener la distribución de las habitaciones hospitalarias para los universitarios.

Planes frenados

Hace dos semanas, el alcalde, Wenceslao López, se reunió con la consejera de Fomento, Belén Fernández, para hablar de la convocatoria de un concurso internacional de ideas que definiese los usos de la ciudad sanitaria de El Cristo, más de dos años después del traslado del Hospital Universitario Central de Asturias. Sin embargo, las dudas acerca del proyecto del Principado por parte de sus socios de gobierno, en especial de Somos, frenaron el avance.

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La Junta de Gobierno «estudiará» la documentación y se abrirá un nuevo proceso de participación ciudadana, del que nada se sabe aún. Los planes del Principado, la base para el concurso internacional, pasaban por demoler las instalaciones de la Policía y sustituirlas por unas nuevas, de 18.000 metros cuadrados construidos en la esquina de Burriana con la avenida de Buenavista, en la parte baja de la parcela que ocupa ahora la Jefatura Superior.

De los grandes edificios de la ciudad sanitaria, solo tienen opciones de sobrevivir al proceso dos: el Materno Infantil, para usos terciarios, y Silicosis, para usos asistenciales (el Principado tiene en mente una residencia del ERA). De las otras preexistencias, se salvarán la plaza de toros (sin que se prevea ninguna intervención sobre ella), la residencia de mayores de El Cristo o la Escuela de Idiomas. Otros conjuntos más pequeños -la piscina y el gimnasio de Rehabilitación, los «hongos» o la capilla de la Residencia- podrían conservarse en función de su valor patrimonial o para usos singulares.

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Entre ellos y los solares que quedarán vacíos, el Principado propone distribuir 92.200 metros de usos educativos (aunque no solo universitarios), 60.000 de oficinas, 14.000 de usos asistenciales (clavada la superficie de Silicosis), los 18.000 de la nueva sede de la Policía Nacional y 80.000 de viviendas de nueva planta con 7.000 metros comerciales en sus bajos.

El resto, que suma más de 100.000 metros cuadrados construidos de edificios en uso hasta hace apenas dos años, sería derribado. Entre ellos, el Hospital General y sus anexos y la Residencia y su trasera de Rehabilitación.

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Del Hospital, varios informes, señalan su mal estado estructural; de la Residencia, tan solo, que sus hormigones no cumplen los estándares actuales. Rehabilitar los dos costaría más de 84 millones de euros; derribarlos, tan solo 2,8 millones de euros, según las cuentas de la Consejería de Fomento.

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