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E. C.
Viernes, 26 de diciembre 2014, 00:15
Las monjas benedictinas de San Pelayo abrieron ayer de nuevo las puertas de su casa, el monasterio, para que los fieles disfruten de una tradición de siglos. La calenda, el canto gregoriano con el que cada 24 de diciembre se anuncia el nacimiento del Salvador, pudo ayer volver a disfrutarse. La tradición se ha ido perdiendo con el paso de los siglos, pero las monjas de San Pelayo no solo la conservan, sino que también la comparten. El canto narra la Natividad del Señor acompañado de la música de un órgano.
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El Diario Montañés
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