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María Lastra
Viernes, 17 de octubre 2014, 00:47
Ana Gago Rodríguez estudió Historia del Arte en la Universidad de Oviedo y centró su tesis en la obra de Antonio Suárez, uno de los grandes creadores asturianos del siglo XX. Sobre él escribió la publicación 'El arte de Antonio Suárez aplicado a la arquitectura', un asunto que ayer retomó en una conferencia en el Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea) con motivo del primer aniversario del fallecimiento del artista. Gago repasó su obra, centrándose especialmente en el mosaico del Paseo de los Álamos.
-¿Cuál es el estado actual del mosaico de Los Álamos?
-Está claro que su estado de conservación no es el mejor. Las carpas o las casetas que se colocan encima afectan negativamente al mural. Es cierto que una vez al año técnicos municipales cambian las partes más dañadas, pero no es suficiente como medida de restauración.
-¿Qué medidas se deberían adoptar para su mejor conservación?
-Lo fundamental sería trasladar los eventos que se celebran sobre él a otra parte. Hay que tratar de dejar el pavimento del paseo como la obra de arte que es. De lo contrario, se daña demasiado el mármol.
-¿Y por qué no existe una señalización de la importancia de este mosaico?
-No nos damos cuenta de lo que tenemos. Esto es así. Y lo cierto es que no existe en Asturias una obra como esta. Son muchos expertos en arte los que lo han alabado en numerosas ocasiones. Ignacio Álvarez Castelao, por ejemplo, dijo que este mural es uno de los mayores tesoros de la ciudad. Tiene razón.
-¿Cuál es su valor fundamental?
-Es una obra de 1966, de prácticamente el final del movimiento moderno, que permite apreciar algunas de las características principales de Suárez, como el uso de la geometría, la fluidez o la sensación de tiempo que no se detiene. Los ciudadanos la aceptaron muy bien desde el principio, algo que no pasó con todas las obras de este tipo en aquella época.
-Y demostraron que querían conservar esta obra cuando dijeron 'no' al aparcamiento del parque San Francisco.
-Fue un asunto que se vivió con mucho revuelo. Artistas como Alba o Mojardín firmaron un manifiesto para salvar la obra. Desde el Ayuntamiento incluso propusieron a Antonio Suárez que pudiese hacer uno nuevo, pero él se negó porque estaba mayor. Llegó a convocarse un concurso de ideas, pero afortunadamente no hizo falta.
-¿Qué hubiera supuesto la construcción del aparcamiento?
-Habría sido una pérdida irreparable.
-Y de las casetas que se colocan en San Mateo, ¿qué opina? Representantes vecinales pidieron su retirada.
-Perjudica el mosaico, al igual que lo hacen todas las instalaciones que se colocan sobre él. Las casetas hacen sufrir al mosaico, y debería buscarse otra alternativa.
-¿Corre peligro su conservación de seguir actuando así?
-Lo conservaríamos, pero se desvirtuaría demasiado. Es necesario un plan de conservación, sobre todo en la parte más cercana a la Junta, que es la que se encuentra en peor estado debido a que la mayoría de las instalaciones se colocan en esta parte. No podemos seguir permitiendo salvajadas en el pavimento del Paseo de los Álamos.
-¿Cómo se plantea el futuro del mosaico?
-Afortunadamente hay un atisbo de esperanza. Este miércoles pasado el BOPA propuso incluir al parque San Francisco, inclusive el Paseo de los Álamos, y a otros jardines históricos dentro del inventario del patrimonio cultural. Si llega finalmente a ser así, confío en que las cosas empiecen a mejorar.
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