Las cuentas municipales que ayer fueron aprobadas tienen un alto componente social. Yo diría que muy (pero muy) social. De hecho, el acuerdo político se basó en el refuerzo al programa de ayudas por encima de los 1,7 millones de euros. Así lo exigieron ... en Podemos-Equo con 43 propuestas que habían formulado al equipo de gobierno. Volvemos, pues, a la situación de 2017 donde nació la renta social. La famosa «tarjeta para pobres» como dijo la portavoz municipal, Marina Pineda. Eso sí, ahora se llama 'Xixón social', supongo que para marcar distancias. Sin embargo, su fondo es bastante similar. Al fin y al cabo, hablamos de una batería de subvenciones que se ingresarán directamente a los beneficiarios. Ayudas al consumo energético, tratamientos bucodentales, productos ópticos, audífonos, prótesis... En definitiva, no te preocupes que ya lo pagamos nosotros por ti, porque Gijón te va a cuidar desde la cuna a la sepultura.

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Pregunto, y la sufrida clase media gijonesa, ¿puede verse representada en estos presupuestos? En absoluto. Lo que le toca es pagar impuestos. Algo como que mejoren sus calles, barrios o la ciudad en general deberá venir de Bruselas. Ese maná europeo millonario con el que todo el mundo cuenta para casi cualquier cosa. No disponemos ni de un euro destinado a grandes proyectos. Esto es, los que cambian una ciudad. De hecho, si hoy tuviésemos que afrontar actuaciones como la que se hizo en Poniente recuperando la playa, nunca verían la luz. La visión municipal es tan a corto plazo que nos dedicamos a repartir subvenciones a tutiplén y punto. Dudo mucho de que estas cuentas sean un impulso para la recuperación. Bien al contrario, representan lo que estamos viendo en los últimos años, a la postre, presupuestos donde el gasto social y corriente se come a todo lo demás.

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