A vueltas con el fútbol y la Superliga (II)

El fútbol es casi una religión, la única con capacidad para movilizar a millones de personas en todos los países, sin distinguir clases sociales, razas o ideologías. Es como una locura comúnmente aceptada

Miércoles, 26 de mayo 2021, 05:52

Nuestro país, está constituido como un estado social y democrático de derecho, organizado en diecisiete (17) comunidades autónomas, formadas a su vez por cincuenta (50) provincias y dos (2) ciudades con autonomía propia, todas ellas con distintas características geográficas y culturales.

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Esto es lo que ... dice nuestra Constitución.

Lo que no dice la Constitución es que nuestro país lo conforman también cientos de tribus, tantas como equipos de fútbol existen.

No se está a favor de un equipo, se es de ese equipo. Eso es lo que le otorga carácter tribalLa idea de implantar una Superliga para unos pocos no tuvo ni tendrá éxito alguno

Seguramente se podrían clasificar las tribus por su tipología, a saber, políticas, sociales o religiosas, pero a las que me quiero referir hoy es a las que están relacionadas con el 'deporte rey', el fútbol, que es la primera expresión antropológica de nuestro tiempo.

Posiblemente, sin saberlo, sobre el fútbol tenemos interiorizadas bastantes cosas a las que les damos una importancia enorme.

El futbol es casi una religión, la única con capacidad para movilizar a millones de personas en todos los países, sin distinguir clases sociales, razas o ideologías. Es como una locura comúnmente aceptada. Es una opción que se elige, en parte, para dar sentido a valores que uno no disfruta en su vida cotidiana.

El fútbol no se percibe como un juego donde se enfrentan once contra once, en la disputa por un balón que tratan de introducir en una portería, formada, a su vez, por dos postes y un larguero que los une.

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El fútbol va más allá. Lo que se disputa en el campo de juego tiene que ver con identidades regionales, o territorios con adhesiones inquebrantables, identidades transmitidas por padres o amigos, o por otras afinidades.

Es muy importante destacar que, en realidad, no se está a favor de un equipo, se es de ese equipo. Esto es lo que le otorga ese carácter tribal, ese sentido de pertenencia.

Por lo anterior el fútbol no es algo racional, es otra cosa, algo relacionado directamente con las emociones. Cuando estamos en el campo de fútbol nos olvidamos de la educación y volvemos al estado natural y primitivo del ser humano.

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En muchas ocasiones se pierde la propia identidad y, arropados entre la masa, nos exaltamos y reaccionamos como las tribus primitivas, que pocas veces han vivido en paz. Entendemos el fútbol como una lucha o un conflicto simbólico, donde la gente busca emociones, donde se puede insultar al árbitro o a los jugadores del equipo rival, en definitiva, por el fútbol se hacen cosas que nunca se harían en la calle.

Cuando la batalla (el partido) se acaba, volvemos a casa y seguimos con nuestra vida normal.

Actualmente, la sociedad ha dejado a un lado las religiones y su simbolismo, sustituyéndose estas por el fútbol y sus iconos. A día de hoy lo que más atractivo parece son las camisetas de los jugadores, las bufandas con los colores del club, los cánticos, etc.

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Se podría afirmar que los futbolistas son los héroes de nuestro tiempo, ya que, aunque la economía atraviesa por una muy mala situación, a estos se les siguen pagando sueldos millonarios, e incluso traspasos que, siendo una barbaridad, para nada reflejan la situación real de la sociedad en la que vivimos.

La pandemia está poniendo en evidencia la importancia que tienen para la sociedad otras profesiones, como los científicos, médicos, sanitarios, u otras similares, de las que, conociendo sus retribuciones, uno no puede menos que sentir cierta vergüenza comparándolo con lo que perciben los futbolistas.

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Es un hecho que en los últimos meses estuvo más presente en las conversaciones cotidianas todo lo relacionado con la Pandemia, que lo relacionado con el fútbol.

Además de la importancia vital de un caso sobre el otro, la aparición constante en los medios de comunicación ayuda a que las conversaciones se orienten en un sentido determinado, de ahí la responsabilidad que los medios de comunicación serios tienen con respecto a las noticias e informaciones que publican.

Añadir que este fenómeno social siempre ha sido objeto de politización. El poder político siempre ha intentado politizar el fútbol, hasta ahora no lo han logrado; también los dirigentes futbolísticos han intentado 'futbolizar' la política y tampoco lo consiguieron.

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En resumen, todo lo expuesto no es más que el reflejo de la realidad, lo que el fútbol supone socialmente y la importancia que tiene y se le otorga. Las programaciones de radio y televisión están supeditadas al fútbol, ya que este tiene una prioridad importante en todas las cadenas.

Por estas razones, la idea de implantar una Superliga para unos pocos no tuvo, ni tendrá éxito alguno.

Como decía aquel entrenador del Sporting de la década de los 80, Vujadin Boskov, «fútbol es fútbol». Es una definición tan sencilla como completa. Por ello, buscar más explicaciones a los temas relacionados con este deporte es enormemente complicado por su pluralidad, porque el fútbol es de todos y para todos.

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