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Las violaciones múltiples se producen, ya desde tiempos históricos, en situaciones de guerras y conflictos, donde las mujeres son violadas por parte de grupos como una forma de humillación al enemigo. Se utiliza el cuerpo para castigar al conjunto de la comunidad que se ... pretende derrotar, por lo cual se despersonaliza a la mujer convirtiendo su cuerpo en un tótem que derribar o del que apropiarse. Para las sociedades que padecen estas violaciones, el ataque está fundamentalmente en la agresión que supone contra sus esposas, madres, hijas, más que en la propia violación en sí, aunque esto haya cambiado al menos en apariencia. No deja de ser una paradoja que las violaciones múltiples hayan aumentado en situaciones muy diferentes. Señalan algunos estudios y análisis la influencia que en estos casos pueda tener una pornografía que muestra ese tipo de sexualidad, que además de su fácil acceso, se ha convertido, especialmente para los jóvenes, en una parte de su 'educación' sexual. Aunque esto pueda tener su influencia, hay otros aspectos que vienen de lejos y siguen formando parte de la construcción de la masculinidad, de eso llamado pomposamente 'ser hombres'. También muestran que esa percepción del violador como un individuo aislado que camina por callejones oscuros, no es del todo cierta, pues buena parte son personas perfectamente integradas. Además creo que la sexualidad en realidad es una excusa, un medio con el que se pretende el control y el dominio, utilizando la violencia contra la parte intima de una persona. El canon del patriarcado sigue funcionado aunque sea de una forma sibilina. Porque la violación tiene su tradición no tanto quizás en su práctica, como en su justificación. Pensadores como Diderot, Voltaire, Rousseau, la han justificado, o un Maquiavelo que decía: «La Fortuna es mujer, solo cede a la violencia o la osadía». Algo muy parecido a lo que cantaban Los Ronaldos: 'Tendría que besarte, desnudarte, pegarte y luego violarte. Hasta que digas sí…'. Y esto sonaba hace no tantos años.
El rechazo que produce actualmente no es tan lejano y tiene sus agujeros negros sobre el comportamiento de la víctima. Porque la historia de la violación se cruza con la historia de las representaciones de la feminidad. Así, a las pocas horas desde que se hubieran producido los hechos de Gijón, soterradamente, en redes y comentarios de boca en boca, se sitúa las conductas de las víctimas como no las más adecuadas o como si hubiesen hecho prácticas de riesgo.
Aunque desde luego hay que esperar a la clarificación de lo sucedido y no se pueden hacer ni juicios paralelos, ni linchamientos, parece que algunos siguen con el estribillo de la canción de Los Ronaldos. Patriarcado a ritmo de pop.
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