Mal vino

Tengo para mí que a Johnson alguien le dijo en su día 'Join the party' y, creyendo que le estaban invitando a una fiesta, terminó enrolado en un partido político. Y es evidente que todavía no ha salido del error. Sigue pensando que el 'Tory Party' es el guateque de los 'tories', un jolgorio sin fin por el que encima te pagan.

Que una chapuza como el Brexit solo podía ser producto de una borrachera o de una mala resaca es algo que se intuía. Pero los borrachos suelen decir la verdad y Johnson no ha parado de mentir. A su lado, lo de Clinton asegurando no haber tenido relaciones sexuales con «Miss Lewinsky» mientras golpeaba la mesa con su dedo enhiesto casi produce ternura. Porque encima Johnson tiene mal vino. Y como en el fondo es un 'bebé-jefazo' (igual que Putin, Berlusconi o Kim jong-un), ahora paga la rabieta de haber sido pillado en falta pateando sus juguetes: cierre de fronteras para los inmigrantes y ley seca para sus subordinados. Lo cual, traducido al lenguaje de la Reina de Corazones vendría a ser un «¡Que le corten la cabeza!» generalizado. Todo con tal de mantener la suya sobre los hombros.