Ana Villanueva
DE SOMIÓ A CIMADEVILLA ·
Una gijonesa nadando por todos los océanosJANEL CUESTA
Lunes, 16 de mayo 2022, 01:25
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DE SOMIÓ A CIMADEVILLA ·
Una gijonesa nadando por todos los océanosJANEL CUESTA
Lunes, 16 de mayo 2022, 01:25
Es notoria la relevancia que desde hace siglos ha ido adquiriendo la natación en esta Villa y Puerto de Gijón y los buenos nadadores que han hecho historia desde que allá por mediados del siglo XIX se celebraban exhibiciones de natación en honor de SS. ... MM. la Reina Isabel II y Alfonso XII entre otros ilustres visitantes. En las últimas décadas han sido nadadoras como las hermanas Ana y Eva Piñera en la modalidad de espalda, Jéssica Traviesas en aguas abiertas y larga distancia como Candás-Gijón y Estrecho de Gibraltar, entre otras, las que han marcado una época de éxitos dejando el nombre de Gijón en lo más alto. Traemos hoy a estas páginas a Ana Villanueva Peñacoba, gijonesa nacida el 17 de junio de 1979 a la que ríos, estrechos, mares y océanos ya no tienen secretos para ella, y el nadar entre delfines, tiburones o medusas son habituales compañeros de travesías inverosímiles.
Todo empezó cuando Ana tenía cuatro o cinco años y sus padres Carlos y Rosalía, ambos profesores, decidieron que al salir del parbulario del colegio Alejandro Casona se inscribiese en los cursillos de natación del Grupo Covadonga. Allí fueron Esther, Nely, Monserrat y Pablo quienes hicieron de ella una buena nadadora y luego con Jesús José Martínez logró títulos regionales y exitosas participaciones en campeonatos nacionales, hasta que cumplidos los 17 años y haber estudiado en el colegio Evaristo Valle y el Bachiller Internacional en el Instituto Jovellanos, el acceso a la universidad, como a otros muchos deportistas, la obligó a dejar a un lado el deporte de competición, hasta que ya licenciada en Ciencias Químicas, luego Ingeniería Industrial y tres masters en su haber, volvió a la competición para, ya dentro de la natación por edades que ahora se denomina 'master', establecer récords de entrenamiento de los 40 y los 1.500 metros, en piscina. Para entonces ya había comenzado a participar en travesías en mar abierto, donde la natación adquiere incertidumbre, pasión, sabor a mar y autenticidad en suma. Tras competir con éxito en todas las pruebas del mar Cantábrico, en 2013 superados los 30 años, se lanza a la aventura de participar en la 'Ultra-Ebro', de 31 kilómetros. Le siguen 'La Bocaina' entre Lanzarote y Fuerteventura; un año más tarde nada 25 kilómetros entre Cabrera y Mallorca y en 2015 cubre los 27 y 25 kilómetros que separan las Islas Cíes de la Isla de San Simo y la Ultramaratón de Menorca. En 2016 atraviesa el Estrecho nadando durante cuatro horas, y compite con los mejores fondistas del momento entre la Isla de Alcatraz y San Francisco, demostrando que incluso con tiburones todo es posible. Llegó tercera a la meta. Por si fuera poco, en 2017 Ana Villanueva se convierte en la primera nadadora española en finalizar los 48,5 kilómetros de la circunvalación de Manhattan en EE UU.
Pero las aguas abiertas también dan sorpresas y el mal tiempo juega malas pasadas, como cuando tras un duro entrenamiento y viajar a Sudamérica, no pudo ni intentar cubrir los 42 kilómetros que separan Puerto Colonia en Uruguay y Punta Lara en Argentina. Gajes del oficio. Un año más tarde se fue a nadar la 'Perthentian Island Challenge' en Malasia, Oceanía, logrando la segunda plaza sobre los 16 kilómetros alrededor de la Isla de Palau Besar, donde paradójicamente el mayor problema es la elevada temperatura del agua no exenta de corrientes y arrecifes.
La última 'hombrada', con perdón, de esta gran nadadora ha sido previo a la pandemia en 2019, dejar su huella como la primera española en nadar los 22 kilómetros en el famoso 'Desafío-Acapulco'; una prueba nocturna con bajas temperaturas, sin trajes de neopreno, entre fuertes oleajes y acantilados, que Ana Villanueva considera su mayor éxito, y todo ello sin dejar de trabajar en su profesión de ingeniero en Montajes Industriales Cosermo, donde lleva 14 años. La apoyan tanto empresa como compañeros, porque no cabe duda de que es un orgullo contar con una nadadora a tu lado que lleva a Gijón por todos los océanos, y que tiene in mente nadar los 30 kilómetros del Canal de la Mancha que separan Inglaterra y Francia. No cabe la menor duda de que lo conseguirá.
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