Recuerdos y reflexiones a la sombra de un manzano

Tal vez el que los políticos no sean felices se deba a que se esfuerzan demasiado en juzgar a los demás y muy poco en tratar de comprenderlos

Martes, 3 de septiembre 2024, 02:00

El verano, o al menos parte de él, es tiempo para descansar, pero bien entendido que el descanso se puede interpretar de muy diferentes maneras. Cuando se llega a cierta edad, próxima a la que se llama canónica, la tranquilidad es la mejor manera de ... conseguir algo que deseamos y necesitamos, y nada mejor para lograrlo que encontrar un lugar retirado donde, a la sombra de un manzano, podamos reflexionar sobre las variadas formas de 'hacer política'.

Publicidad

Hace pocos meses que llegó a nuestras manos un original libro de Patrice Duhamel, reconocido editorialista político en Francia, en el que se dedica a presentarnos los tiras y aflojas, las pelamesas y, a veces, los sonados choques que se produjeron en aquel país entre los presidentes y primeros ministros de sus gobiernos desde 1970. En uno de sus capítulos cita una fábula de La Fontaine titulada 'La querella entre perros y gatos y entre gatos y ratones' que dice lo siguiente: «La discordia reinó siempre en el universo. En nuestro mundo encontramos ejemplos diversos. No se puede ver bajo los cielos ningún animal, ningún ser, que no tenga opositor, ni ninguna crítica que no sea mal recibida. Es ley de la naturaleza. Tratar de buscar la razón de ello es algo totalmente superfluo».

Partiendo de esta premisa, que podemos comprobar en cualquiera de las naciones del mundo, llega nuestro autor a exponernos una especie de clasificación de las características de los políticos de esta tierra sublunar: Los auténticos líderes políticos se manifiestan por las continuas muestras de coraje e ímpetu; los que ya se encuentran retirados, los pinta como unos elefantes; los ambiciosos, se asemejan a los jóvenes lobeznos y los que ya son muy ancianos, nos recuerdan a los cangrejos de mar. Y es que en el tablero político se puede encontrar de todo: buenas cualidades, grandes defectos, triunfos y hándicaps( palabra ya admitida en el Diccionario de la Lengua Española) que dan lugar ,según los casos, a «dramas y comedias, verdaderas y falsas amistades y casos de profundas detestaciones».

Ante el panorama que Duhamel nos presenta, cabe llegar a la conclusión, en esta hermosa sombra que disfrutamos, de que a los políticos no les faltan momentos y, a veces, largas horas, de berrinches, desasosiegos, e inquietudes, si es que realmente se proponen persistir en el camino que comenzaron. Algo, que es como decir que todo en ellos no es felicidad, haciendo verdad en ocasiones, aquellas palabras del moralista francés Chamfort: «La felicidad no es nada fácil, pues es difícil encontrarla en uno mismo e imposible encontrarla en otra parte».

Publicidad

Tal vez el que los políticos no sean felices se deba a que se esfuerzan demasiado en juzgar a los demás y muy poco en tratar de comprenderlos.

Duhamel, salpica sus páginas con frases que a veces son admirables sentencias, muchas de ellas puestas en boca del Presidente de Francia Charles de Gaulle, quien fue forjando en su retiro de Colombey-les deux Eglises y que presentamos a continuación, por si pudieran ser tenidas en cuenta por los hombres públicos de este mundillo inquieto y retozón.

En más de una ocasión el presidente francés, rebosante de espíritu militar, nos recuerda que «ningún gobierno será legítimo si no asume ni la defensa ni la integridad de sus territorios». Más de una vez estima, que «los mejores programas políticos serán los que tienen cierta inclinación hacia la izquierda, pero con maneras de las derechas». Cuando nos pinta a los políticos demasiado ansiosos, les caracteriza «por dejarse llevar por la ola, sin preocuparse lo más mínimo por la espuma que va unida a aquella». Como materias de relieve constitucional enumera tres, considerando como la primera «el interés general»; la segunda, tener en cuenta siempre «las circunstancias, las conveniencias y las tácticas que se deben utilizar» y, la última de todas, «la juridicidad».

Publicidad

Especialmente nos sorprendió algo que estima Duhamel como realmente importante: al decir que en política «nunca hay que mentir, pero no debe olvidarse que lo que no está prohibido es ser hábil».

Tras haber reflexionado sobre todas las consideraciones anteriores, soy incapaz de expresar el descanso y tranquilidad que he experimentado a la sombra de un hermoso manzano.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad