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Una limpieza general ética y política

Si prevaleciera el interés general sobre los intereses particularísimos de algunos, no nos veríamos obligados a sufrir soponcios, casi diariamente, cuando leemos la prensa o vemos las noticias en televisión

Lunes, 2 de diciembre 2024, 01:00

Hay un principio político difícilmente refutable: no es posible gobernar a los demás si no se es capaz de gobernarse a uno mismo, algo que sucede cuando algunos políticos no tienen la fuerza de voluntad suficiente para frenar sus ambiciones, siempre a costa de sus ... gobernados. La verdad es que en el tablero de ajedrez político puede encontrarse de todo, como sucede en los cuentos de los niños: capaces e incapaces, malos y buenos, con defectos visibles y ocultos, personajes reflexivos y los que no lo son… Precisamente por ello, el pueblo soberano antes de depositar su voto en las urnas debe tener en cuenta en la medida de lo posible la prudencia, el talento, la experiencia y la ética de aquellos que decide elegir. Y, a la vez, los que ya alcanzaron los puestos elevados de la nación no olvidarán procurar que los que escojan como sus colaboradores sean los mejores en el sentido más amplio de la palabra. Más de una vez recuerdo, al contemplar el panorama sociopolítico y ético de este país, las palabras del jurista francés Hauriou en su libro 'Derecho Público y Constitucional', que insistia en algo que no deberíamos olvidar: «Teniendo por objeto el poder político, el gobierno de un grupo se moverá en la esfera del interés general y su acción será desinteresada. El predominio de lo político sobre lo económico es, pues, el mejor medio de introducir en la vida social un poco de desinterés y asegurar la parte que eleva la civilización por encima de lo material…».

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