'La esposa perfecta'

Los defensores de las 'tradewives' buscan restaurar una familia que asumen como perfecta, aunque en realidad está idealizada, ya que le infunden una espiritualidad y belleza que no existen más allá de su propia percepción de sí mismos

Viernes, 8 de diciembre 2023, 00:55

En los últimos tiempos, las corrientes neoconservadoras han encontrado en algunas redes sociales un mercado potencial para promover un estilo de vida clásico, fundamentado en un matrimonio eclesiástico tradicional y anacrónico que pretende ser un modelo a seguir. Estas prácticas son en gran medida importadas ... por ideologías ultraconservadoras norteamericanas, a través de movimientos como las 'tradwives' (esposas tradicionales), que intentan revivir una vida doméstica similar a la de las familias estadounidenses de mediados del siglo XX.

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Este fenómeno se erige como una suerte de resurgimiento de la figura de la esposa tradicional que busca revivir comportamientos ultramontanos, especialmente en lo que respecta al matrimonio y a la familia, y abraza roles y conductas conservadoras enraizadas en viejos principios eclesiásticos. Es un movimiento que -a este respecto deberíamos estar vigilantes- ha entrado con fuerza en las redes sociales y se imita, cada vez más, por jóvenes que no terminan de encontrar su sitio. Jóvenes descontentos con el sistema que se sienten olvidados y que ven en este conservatismo una solución cómoda o, al menos, una solución bien vendida y fácil de comprar, adornada con un barniz de ser lo adecuado, lo bueno, lo provechoso, lo más favorable, etc. Barniz que los ultraconservadores han sabido implantar de forma sutil, pero muy efectiva.

Presenta y propone un modelo de familia en el que se destaca una imagen de mujer que desempeña un papel sumiso, dedicada exclusivamente al hogar, a la crianza de los hijos y al apoyo incondicional al marido, quien asume el papel de proveedor y líder del hogar. La mujer no tiene otros intereses que vayan más allá de la casa, el esposo y los hijos, convirtiéndose en una persona sin identidad propia, sin pensamientos propios y sin opinión propia. Porque, ojo, no se trata de una ama de casa al uso, no debemos confundir a unas con las otras, sino de una esposa y madre que proviene de una idea ultraconservadora religiosa que defiende los roles clásicos de género, entendiendo esto como un papel dominante y de liderazgo para el esposo; y de sumisión, obediencia, pleitesía y también resignación para la esposa. Ella se encarga de limpiar, cocinar, cuidar, criar, educar, mostrar respeto y, además, cede el control de todas las decisiones consideradas importantes al marido. En este modelo, él da las órdenes y ella las obedece. Él organiza y ella satisface.

El origen de esta tendencia se remonta a una nostalgia por un pasado que algunos perciben como más simple y estructurado; un anhelo por el ayer de las facciones más radicales de los movimientos conservadores, que no quieren que su dominio masculino se vea definitivamente cambiado por movimientos como el 'MeToo' estadounidense o el 'Se acabó' español. Los defensores de las 'tradwives' buscan restaurar una familia que asumen como perfecta, aunque en realidad está idealizada, ya que le infunden una espiritualidad y belleza que no existen más allá de su propia percepción de sí mismos como galanes de la era dorada de Hollywood en los años 40 y 50, junto con esposas obedientes, 'buenas' y sumisas. Por eso invocan valores supuestamente perdidos en el presente. Ven este estilo de vida como la respuesta necesaria a la desintegración moral de las instituciones familiares contemporáneas de la sociedad moderna.

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Sin embargo, detrás de esta fachada de idealismo, este movimiento en realidad lo que hace es propagar una visión regresiva de las mujeres que limita sus opciones y las relega, una vez más, a roles subordinados dentro de las cuatro paredes de su hogar. Socava la independencia y la igualdad de género, logros que se han ganado con mucho esfuerzo a lo largo de los años y que no debemos olvidar ni permitir que nadie nos arrebate.

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