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La verdad del arte y el amor

La verdad del arte y el amor

Esa bellísima Sala Dorada, vacía por orden del coronavirus, nos ha demostrado que el buen arte, con la verdad que lleva implícita, es para todos

Lunes, 11 de enero 2021, 21:05

No sé cuándo leerá usted estas líneas, amable lector, pero yo las escribo tras el fuerte impacto que me ha producido el concierto de año nuevo, el de la Filarmónica de Viena, el primero de enero de 2021. Ciertamente, el año 2020, al que todos ... teníamos ganas de pasar página, nos ha dejado imágenes grabadas en la retina: colegios cerrados, calles vacías, gente encerrada en casa aplaudiendo en balcones, 50.000 españoles muertos por este dichoso coronavirus… Sin embargo, a mí escuchar a esos extraordinarios músicos tocando para el mundo, a través de las televisiones y conexiones digitales, pero solos en su lugar de trabajo, como si tocasen para sí mismos, o como si de un ensayo se tratase, me dejó completamente bloqueada: sin aplausos en vivo y en directo, enlatados a distancia, sin el calor humano de quienes se pueden pagar la entrada a tal lugar, tal día del año, haciendo de ese día algo histórico. Que fueran versiones brillantes de esos famosos valses y polkas, dirigidos por Riccardo Muti, que pronto cumplirá 80 años, también ayuda a recordarlo, pero creo que no hará falta ningún esfuerzo para que se me quede grabado para siempre. Era la viva imagen de nuestra vulnerabilidad, de la importancia del mensaje de la música y de que la verdad del arte es para todos.

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