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La urgente rehabilitación energética

La urgente rehabilitación energética

ANÁLISIS ·

El Colegio de Arquitectos señala las claves para entender por qué nos conviene intervenir cuanto antes en nuestros edificios y mejorar su eficiencia energética

MIGUEL CASARIEGO

Domingo, 22 de enero 2023, 01:11

Las noticias procedentes de Ucrania nos sitúan ante dos hechos tan evidentes como preocupantes: por un lado, el fracaso del viejo método de resolver las cuestiones geopolíticas mediante el uso de la violencia; por otro, la necesidad de buscar fuentes de energía alternativas a los combustibles fósiles. Ambos problemas están estrechamente relacionados, pues la escalada de precios de los hidrocarburos desencadenada por la guerra contribuye a apuntalar la estrategia energética orientada a la sostenibilidad global. No solo nos encontramos ante un problema económico, sino también ante la urgencia de frenar la emisión de gases de efecto invernadero resultante de la combustión del carbón, el petróleo y el gas natural, y de avanzar a la mayor velocidad posible hacia la descarbonización de la economía.

A partir del 'Pacto Verde Europeo' de 2019, cuyo compromiso es alcanzar la neutralidad climática en 2050, la Unión Europea, consciente de la necesidad de modificar nuestra manera de generar y consumir energía, y sabiendo que el sector de la edificación es responsable del 30% de ese consumo, puso en marcha una política de incentivos dirigida a modernizar el parque edificado con el doble objetivo de luchar contra el cambio climático y paliar la crisis económica provocada por la covid. La táctica elegida para llevar a cabo la transformación de los edificios se basa en mejorar la calidad de los cerramientos exteriores, aumentar la eficiencia de las instalaciones e instalar sistemas de captación de energías renovables.

¿Por qué rehabilitar?

Las ayudas de la UE pueden llegar a cubrir toda la inversión y se gestionan desde las comunidades autónomas

Durante casi todo el siglo XX, los combustibles fósiles fueron baratos en nuestro país. España se consideraba entonces 'el país del sol', y hasta la primera crisis del petróleo (años 70) el aislamiento térmico de los edificios se limitaba a simples cámaras de aire en las fachadas, confiando la misión de climatizar estas ineficientes construcciones a anticuadas instalaciones que empleaban hidrocarburos como principal combustible. La norma térmica de 1979 comenzó a exigir la inclusión de delgadas capas de materiales aislantes en las envolventes, pero el rápido desarrollismo posterior a las guerras había dejado de lado la sabiduría constructiva almacenada por la arquitectura tradicional: diseños compactos y acertadamente adaptados al clima de cada lugar, materiales autóctonos fácilmente reciclables, urbanismo no especulativo basado en el soleamiento de las ciudades, etcétera.

Como resultado, los inmuebles anteriores a 2006 (fecha de aparición del Código Técnico de la Edificación) sufren de un aislamiento muy deficitario, sus instalaciones térmicas son muy contaminantes y tienen un rendimiento escaso, y los sistemas de renovación de aire son inefectivos o inexistentes. Por ello, su 'rehabilitación energética' -concepto que desarrollaremos a continuación- ofrece un amplio margen de mejora para la economía y la calidad de vida de los usuarios, y permite al mismo tiempo contribuir al objetivo global de la sostenibilidad.

¿Cómo rehabilitar?

La mejora de los cerramientos exteriores (ventanas, cubiertas, fachadas, suelos...) tiene por finalidad evitar que el calor se escape en invierno y penetre en verano, y se consigue aumentando su aislamiento térmico y su hermeticidad, y controlando la radiación solar directa. La energía más limpia (y la más barata) es la que no se consume, y ello determina que su ahorro sea el objetivo prioritario de cualquier intervención.

No obstante, la agregación de materiales aislantes a las envolventes puede hacerse por el exterior, por el interior o incluso rellenando las cámaras de aire, y las decisiones a tomar a este respecto dependen de factores variados como la irregularidad de los cerramientos, su calidad técnica y estética, su grado de protección urbanística, etcétera.

La renovación de las instalaciones de calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria se enfoca a la sustitución de los sistemas que emplean combustibles fósiles por energías renovables, y la mejora de su rendimiento permite reducir las demandas y ajustarlas a las nuevas condiciones de las envolventes. Otro de los objetivos es optimizar la calidad del aire interior, aspecto de fundamental importancia para la salud (como se ha visto con la pandemia). El desarrollo tecnológico ofrece hoy día sistemas que permiten regenerar el aire sin tener que asumir pérdidas caloríficas relevantes, y la elección entre sistemas individuales o colectivos atenderá a las características particulares de cada edificio.

Por último, la instalación de paneles solares fotovoltaicos para producir energía eléctrica en régimen de autoconsumo es una apuesta decidida de los países desarrollados como alternativa al uso de los combustibles convencionales, y su empleo (sobradamente justificado en el 'país del sol') supone un notable ahorro de recursos y una sólida contribución al objetivo de neutralidad climática.

¿Cuándo rehabilitar?

Las ayudas económicas arbitradas por la Unión Europea (fondos Next Generation) para mejorar nuestros edificios -que pueden llegar a cubrir hasta el 100% de las inversiones- están impulsadas y coordinadas por dos diferentes ministerios, el de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) y el de Transición Ecológica (MITECO) y un organismo público, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), y se gestionan principalmente desde las comunidades autónomas. Existen diversos programas en función de los tipos de edificios a rehabilitar, de las poblaciones a las que van dirigidos y de los elementos constructivos e instalaciones objeto de cada intervención. A estas cuantiosas ayudas vienen a sumarse importantes beneficios fiscales e interesantes facilidades de financiación ofrecidas por entidades bancarias.

El límite temporal para solicitar y recibir las ayudas económicas se establece en las bases de cada uno de los programas. Los que están actualmente en marcha oscilan entre finales de 2023 y finales de 2026, y aunque el objetivo de la neutralidad climática de Europa se ha fijado en 2050, es difícil aventurar la continuidad y la intensidad de las ayudas hasta esa fecha al depender de variables geopolíticas de pronóstico incierto. Sin embargo, aunque finalice la guerra de Ucrania (lo cual sería sin duda una excelente noticia), es muy probable que el precio de los combustibles fósiles no baje, y que tampoco logremos reducir los efectos negativos de su empleo en el medio ambiente.

Por ello puede afirmarse con total certeza que cuanto antes rehabilitemos nuestros edificios, antes comenzaremos a notar un ahorro significativo en nuestras facturas de energía, antes disfrutaremos de los beneficios de respirar un aire más limpio y saludable, y antes formaremos parte del grupo de personas concienciadas que luchan por asegurar la continuidad de la vida en este hermoso planeta.

¿Quién puede informar a los interesados sobre estas ayudas?

La obtención de ayudas económicas a la rehabilitación energética requiere la elaboración y el seguimiento de una documentación de cierta complejidad, lo que hace prácticamente indispensable la participación de técnicos especializados. Dado que la intervención en cualquier inmueble obliga a llevar a cabo una evaluación previa de su estado general, este análisis preliminar pondrá a disposición de los propietarios y promotores una información muy valiosa sobre la oportunidad de actualizar otras cuestiones importantes de su arquitectura, como la adecuación de la accesibilidad, la reparación de eventuales humedades, deficiencias de mantenimiento, etcétera.

Por ello, el profesional idóneo para analizar, planificar, documentar y dirigir una actuación rehabilitadora con plenas garantías de éxito es el arquitecto superior, cuya formación técnica le cualifica para controlar los aspectos estructurales, constructivos, económicos, estéticos y urbanísticos de la edificación.

El Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias (COAA) cuenta con una oficina de apoyo adscrita al departamento denominado Centro de Asesoramiento a la Rehabilitación (CAR), cuya función es prestar asistencia técnica específica y poner en contacto a los propietarios con arquitectos especializados en este tipo de intervenciones, con objeto de que la apuesta por la rehabilitación llegue a todo el territorio asturiano.

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