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Tontos con tiza

Tenemos que pagar los destrozos de los malos, lo mismo cuando agreden un monumento, destrozan un paseo o no saben medir la anchura de un túnel ferroviario

Jueves, 9 de febrero 2023, 00:43

Antes se hablaba de lo feliz que podía sentirse un tonto con una tiza escribiendo en las paredes, como hacen algunos animales marcando con la orina su territorio. También en las esculturas, como la levantada en el parque gijonés de Isabel la Católica al doctor ... Fleming, que de tanto en tanto hay quejas en este periódico de que ha sido emborronada. Ahora los tontos se han pasado al espray. No menos delito tiene que, en algún caso, se una el salvajismo imperante con la ignorancia o incuria de mandatarios, despreciando el bien común. Como diría Antonio Machado, al que volveré a nombrar: «Desprecian cuanto ignoran». Tenemos el caso del monumento levantado en el mismo parque al ingeniero Manuel Orueta, que perdió la vida por salvar a dos personas que se estaban ahogando. Los gamberros, los mismos u otros, también actúan con sus deposiciones mentales sobre la placa dedicada al valiente ciudadano en la plaza que lleva su nombre en el Llano de Arriba.

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