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En la primera jornada del debate de orientación política que se está celebrando en la Junta General, tuvimos una cierta sensación de 'déjà vú'. Es decir, de que lo que estaba planteando el presidente del Principado, Adrián Barbón, correspondía más bien a un discurso de ... investidura. Incluso el propio Barbón lo presentó como su «agenda para el cambio». Fueron desgranadas tal cantidad de propuestas de acción que, la verdad, parece que no quedan apenas nueve meses para que finalice la legislatura. Entre ellas, algunas tan importantes como la ampliación de las ayudas directas para el incremento de la natalidad y el cuidado de niños, además del refuerzo de las deducciones fiscales en los concejos rurales. Algo que, como todos sabemos, es el gran problema de nuestra Asturias menguante. Pues bien, la pregunta que nos hacemos es bien sencilla: ¿y por qué esto no se hizo antes? Si todos estamos de acuerdo con que el reto demográfico es un problemón, ¿por qué es necesario esperar al cuarto año para reforzar las medidas? Vale, es verdad que la lucha contra la pandemia lo paralizó y absorbió todo, pero una apuesta fuerte para volver a subir del millón de habitantes se debería haber llevado a cabo con mayor premura.

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