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Las elecciones a la secretaría general del PSOE gijonés han resultado interesantes. Entre otras cosas, porque no es fácil ver un vuelco en los resultados como el que se ha producido. En principio, lo tenía más fácil el candidato oficial, a la postre, Iván Fernández ... Ardura, que el del sector crítico, Monchu García. El primero llevaba ocupando el cargo durante más de cuatro años, mientras que el segundo se quedó a 27 votos en noviembre de 2017. Disponía Fernández Ardura, pues, del apoyo del aparato para volver a revalidar esa secretaría con holgura. Sin embargo, la militancia ha dicho que el socialismo gijonés necesitaba un cambio y así lo ha votado. Esta vez, por otro ajustado margen de 48 votos de diferencia la balanza se ha inclinado hacia García. Como digo, solo cabe felicitar a la agrupación socialista gijonesa porque ha dado todo un ejemplo de democracia interna. Un proceso inmaculado que debería ser reproducido en otras formaciones cuyo mecanismo es señalar con el dedo a sus futuros representantes. Desde aquí, siempre hemos defendido los procesos de primarias o similares porque, bien es cierto, acaban aportando aire fresco a los partidos. El militante del PSOE gijonés, al menos, sabe que paga una cuota para algo: puede elegir a quien les lidera.
Dicho esto, también cabe otra lectura del resultado al abrirse un nuevo tiempo político. No cabe duda de que una de las claves estará en la relación de la nueva Ejecutiva con el grupo municipal del Ayuntamiento. O sea, de sobra es conocido que Monchu García no era el candidato de nuestra alcaldesa, Ana González. Al fin y al cabo, representa (y está orgulloso de ello) a esa vieja guardia socialista de Gijón que el «sanchismo» siempre consideró obsoleta. Ahora, por tanto, queda por ver si esa cómoda convivencia que tenía González con la Casa del Pueblo -nunca se le discutió nada- seguirá así o no. Sobre todo, porque el voto de la militancia también denotó un cierto malestar hacia su gestión municipal. En otras palabras, el partido siempre ha estado callado en las numerosas polémicas que ha generado este equipo de gobierno, pero no sabemos si ese silencio cómplice se mantendrá con el nuevo secretario general. En cualquier caso, tendrá una relación muy diferente y es muy posible que asistamos a tensiones internas. El resultado denota que la mayor agrupación socialista de Asturias sigue dividida casi a la mitad. Veremos...
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