En otro tiempo

Dice el tópico que la Feria de Muestras sirve para tomar la temperatura de Asturias en pleno verano, cuando la vida política y empresarial, el disfrute y el negocio se concentran junto al Piles. La Fidma, recuperada este año tras el inevitable parón que exigió ... la pandemia, es el resultado del empeño asturiano por salir adelante. Ha podido celebrarse porque toda una región asumió las restricciones y los sacrificios necesarios para llegar de nuevo al verano en condiciones de que el Gobierno levantara el pie y los asturianos pudieran poner los suyos en el recinto Luis Adaro. También porque la sanidad asturiana se ha desfondado para vacunar más rápido que nadie, la hostelería renunció a la primavera para que la pavorosa curva no se disparase y la Cámara de Comercio de Gijón, en lugar de sentarse a esperar tiempos mejores, decidió hacer su trabajo incluso a riesgo de que fuera inútil. El gran éxito de la Feria este año fue abrir sus puertas gracias al trabajo de muchos y a pesar de algunos. Un mérito no solo de los que están, también de quienes no han podido ir. Por eso es el escaparate de lo que somos como región.