La teoría de la autosostenibilidad
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El boceto de reforma de El Molinón presentado por Orlegi al Ayuntamiento despertó sorpresas, empezando por el recorte de los anuncios hechos en el guateque de Madrid.
Desde el jueves bajaron las plazas de aparcamiento, las torres gemelas quedan en 'stand by' y el presupuesto ... ahora no se valora. Los 300 millones de euros son una quimera, a la espera del maná que pueda llegar de la FIFA, del Estado, del Principado y del Ayuntamiento. Tampoco está redactada la letra pequeña. Orlegi lleva puestos entre lo que pagó a la familia Fernández, intermediarios, despachos de abogados y una ampliación de capital casi 50 millones de euros. No son a fondo perdido.
El proyecto es bonito y ambicioso, pero, de momento, incluye mucha parafernalia, buenas intenciones, castillos en el aire con las previsiones financieras y desconcierto en los tribunos. A la mayoría de los ediles les queda poco en el convento, incluido el chistoso que dio la impresión de querer quedar bien con Alejandro Carlos Irarragorri y su séquito menospreciando a la «prensa de aquí», a la que acusó de ser capaz de publicar que iban a asfaltar el Piles, construir pisos en el Grupo Covadonga o poner un aeropuerto en El Molinón. Es inverosímil si eso no lo dice algún regidor fantasmagórico o algún dirigente fantasioso. Por fortuna también hay algunos normales.
David Guerra posee una magnífica oratoria, aunque tiene fama de hablar mucho y no decir nada. Virtud de político. En este caso sorprendió en su discurso con el objetivo de sus jefes de hacer de El Molinón un campo «autosostenible».
Eso significa que sea rentable en actividades deportivas, culturales y sociales y con un medio ambiente natural. Como se dice ahora, que preserve la biodiversidad. Le quedó muy bonito al entrañable presidente ejecutivo, como lo de «proyecto nacional». Palabrería.
Nos quedamos con lo de «sostenible». Es un invento genial, pero el Sporting es un club de fútbol, que tiene un equipo que deambula por Segunda, con una gran ilusión en su extraordinaria afición de verlo algún día no muy lejano en Primera. Los que pagaron el recibo esperaban que los nuevos dueños se dedicaran al negocio del fútbol y a preparar un equipo para ascender como primer objetivo. Mejorar el listón del año pasado no es mérito. Dicho sea para que no hinchen el pecho los que juegan a técnicos por Mareo. A estas alturas, el año pasado el Sporting era líder. Luego vino el desastre.
Y entre bocetos y sostenibilidades resulta que el Sporting jugará mañana en Granada, con los ex rojiblancos Alfredo García Amado y Nico Rodríguez de anfitriones.
Pese a los altibajos y los bajones de los segundos tiempos, el equipo de Abelardo es cuarto. Podía ser un equipo más sólido si Orlegi no hubiera empezado la casa por el tejado. A ver qué grado de sostenibilidad tiene el equipo gijonés. Esa es la realidad más actual del Sporting.
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