Tener dinero y no saber gastarlo

España e Italia fueron los grandes beneficiarios del acuerdo europeo de 2020 que desencadenó los fondos Next Generation. Se consideró que la tercera y cuarta economías del área euro podían desestabilizar a la Unión Europea si no recibían gran ayuda tras la pandemia. Tristemente, están fallando en su aprovechamiento. A la salida del Gobierno de Mario Draghi se estimaba en 21.000 millones el dinero europeo ejecutado en Italia. El gobierno español es reticente a dar datos. Sin embargo, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) estima que, tras el fracaso de 2021, España no superará los 10.000 millones de ejecución al cierre de 2022. La Airef hace una triste estimación a tenor del cuadro macroeconómico presentado por Nadia Calviño para 2023, porque la cantidad aprovechada es la mitad que en Italia. El resultado es que en 2021 el impacto beneficioso de los fondos sería prácticamente nulo debido al retraso en la materialización de las inversiones, mientras que se estima un impacto del 0,8% del PIB en 2022 y del 2% en 2023. Los citados 10.000 millones suponen una cuantía muy inferior a los 26.900 millones presupuestados por el Gobierno para 2022. Desafortunadamente, nos vamos acostumbrando a presupuestos de ficción. La Airef se ha quejado de falta de transparencia en la ejecución de los fondos ¿Por qué no facilita los datos el ministerio de Asuntos Económicos?

Ursula von der Leyen mantiene un listón bajo de exigencia en la ejecución del programa Next Generation. A ello se le une la ineficacia de la cabeza del ministerio español citado. Sinceramente, Nadia Calviño me ha decepcionado. No solo porque por su formación hubiera esperado más en relación con lo que es capaz de hacer, sino también y, sobre todo, por su falta de humildad, habida cuenta de sus errores, que no reconoce. Los números son tozudos, dicen verdad y negar la evidencia es necedad. Da igual lo que la ministra se empeñe en afirmar, diciendo que todo va estupendamente. La realidad de los datos muestra lo contrario y, en relación a este tema de los fondos Next Generation, es de una incompetencia escandalosa. Semejante lluvia de millones desde Europa, bien aprovechada, podría suponer un golpe de timón muy favorable para la economía española. La cruda realidad es que España está a la cola de las grandes economías en el gasto de fondos europeos. De estos y de todos en general.

Nuestro país apenas absorbe el 47% del presupuesto de la Comisión para fondos de cohesión y los Next Generation se están atascando en burocracia territorial. Y lo que es aún peor: el 70% de lo ejecutado de estos fondos se ha asignado a administraciones públicas y no al tejido empresarial, ni a los hogares. La excesiva carga burocrática es un reto para la correcta ejecución de este dinero. España ha demostrado históricamente que le cuesta, y mucho, absorber todos los recursos que llegan de Europa. La Comisión Europea nos sitúa a la cola en esto. España destinó 34.344 millones de fondos estructurales y de inversión (EIE) a proyectos concretos en el país, un 47% de los 72.440 millones planificados para el periodo 2014-2020. Estos recursos incluyen el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, el Fondo Social Europeo, el Fondo de Cohesión, el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural y el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca. Alemania logró gastar un 65% y Francia un 68%. El país más avanzado es, junto con Portugal, Hungría, con un 80% sobre el total. En España hay más controles antes de las licitaciones que en otros países, donde incluso se han relajado en ese momento inicial para endurecerlos a posteriori. Nuestra estructura administrativa, totalmente descentralizada, está resultando un problema en comparación con países más centralizados como Portugal o Francia. Con las autonomías hemos topado.

Ahí tenemos al Principado de Asturias, que llegó a octubre con el 83% de su inversión aún sin ejecutar. Las facturas pagadas a los nueve meses de curso agotan solo 45,4 millones de los 276,8 reservados. Puertos y Medio Natural lastran el balance. La Intervención General del Estado acreditó que el 30 de junio el conjunto de ministerios, organismos autónomos y empresas estatales tenían sin gastar el 78% del dinero presupuestado para invertir este año en Asturias. Y en las inversiones regionales, la situación no es mejor. Las consejerías tenían el 95% de las inversiones reales sin desembolsar en el primer semestre.

Ante esta situación me pregunto por qué para otros oficios somos tan exigentes y con los políticos tragamos todo y los tratamos como 'vedettes', cuando no son otra cosa que servidores públicos. O eso deberían ser. ¿Por qué no nos asustamos con su incompetencia, dado el riesgo que corremos con ello, y no los apeamos de sus cargos a la mínima oportunidad? Habrá varias oportunidades electorales el próximo año. Es nuestro deber no permitir que continúen con esta ineficacia que está lastrando gravemente el desarrollo de nuestro país.