El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo. EUROPA PRESS

De la ejecución de los fondos europeos

Estamos ante una cuenta atrás para aplicar el maná europeo y, por ello, como país, debemos tener ambición para que ese programa de Bruselas que empezó como plan de ayuda para afrontar la 'covid' sirva para transformar y mejorar nuestra economía

Domingo, 4 de agosto 2024, 02:00

Si no tener dinero es un gran problema, tenerlo y no saber gastarlo tampoco es pequeño. No hace mucho, el ministro Carlos Cuerpo, uno de los que menos se prodigan en la tribuna del Congreso, básicamente porque no le llaman, pidió comparecer. Será que la ... economía no interesa mucho, en general, y tal vez menos en época estival. El titular de la cartera de Economía, Comercio y Empresa solicitó hace unas semanas su comparecencia para informar de los últimos avances relativos a los fondos europeos y al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (Perte) de la economía española. Como en anteriores ocasiones, la comparecencia fue ante la Comisión Mixta para la Unión Europea. En su última intervención anunció la puesta en marcha de «Elisa», una nueva herramienta que sirve para analizar el seguimiento de la implementación de dichos fondos. La comparecencia tenía por objeto informar de la evolución económica del país y el nivel de ejecución de los fondos 'Next Generation'. En aquella comparecencia detalló que su ejecución ya estaba «a mitad de partido» y que ya se habían resuelto 34.395 de los 69.528 millones de euros que la Comisión Europea asignó a España para el periodo 2021-2026, es decir, el 55,9% del total de recursos ya han llegado a los hogares y empresas. Dentro de los fondos europeos, Cuerpo valoró las cifras relativas a los Perte, de los cuales el Gobierno había movilizado ya más del 95% en su primera fase y más del 60% estaban comprometidos con el proceso de resolución final. Por su parte, Bruselas aprobó pagar casi los 10.000 millones solicitados por España, pero ha bloqueado 160 millones porque la Comisión Europea entiende que el Gobierno no ha cumplido aún 1 de los 61 objetivos comprometidos y por eso retrasa el desembolso del 1,6% de la cantidad solicitada. No todo el mundo parece estar de acuerdo con el grado de ejecución de los fondos declarado por el Gobierno. De hecho, la Generalitat catalana envió una carta, semanas antes, al ministro de Economía en la que le exigía una rectificación por los datos «erróneos» de ejecución de los fondos europeos publicados por la institución en su web. La carta de la consejera catalana, Natàlia Mas, detallaba que las cifras publicadas desde la Administración central eran falsas y que la base de datos había sido construida precipitadamente y al margen de la del Ministerio de Hacienda, institución responsable de la gestión de las ayudas 'Next Generation'.

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Al margen de disputas entre administraciones, lo que queda de 2024 y el año 2025 son cruciales para la aplicación de estos fondos. El Gobierno debe realizar más reformas y hacer que las subvenciones y los préstamos lleguen a las empresas. En mi opinión, la aplicación debería avanzar más rápido porque hay poco tiempo para ejecutar. Estamos ante una cuenta atrás para aplicar el maná europeo y, por ello, como país, debemos tener ambición para que ese programa de Bruselas que empezó siendo un plan de ayuda para afrontar la 'covid' nos sirva para transformar y mejorar nuestra economía. Estamos en agosto de 2024. Han pasado 30 meses desde que se aprobó «Next Generation», este programa gigantesco de 723.800 millones de euros (la mitad en subvenciones) que nació con unos cuantos elementos novedosos. Se financia con deuda comunitaria, en vez de proceder de los presupuestos de los Estados miembros, y se paga solo cuando los receptores demuestran que están adoptando reformas legislativas y cumpliendo con los objetivos de la inversión. Nos quedan dos años, hasta agosto de 2026, para que se dé por finalizado el plazo de ejecución de los 163.000 millones asignados a España. La cantidad suma a los 69.500 millones iniciales otros 93.500 a través de una adenda (10.300 en subvenciones y, el resto, en préstamos) aprobados por Bruselas el pasado otoño. Así que queda una cuenta atrás vertiginosa para aplicarlo, lo cual, en esta piel de toro choca, como siempre, con la pesada burocracia y una dinámica administrativa en capas que ralentiza los procesos, incluido el de algo tan bueno como gastar adecuadamente el dinero que nos quieren dar.

Pienso que las cifras de ejecución hasta ahora no son todo lo buenas que cabría esperar y no dejan de ser una muestra de que algo no funciona debidamente. Los fondos 'Next Generation' nos están mostrando, una vez más, que en España es muy difícil movilizar la ejecución de inversiones, al menos cuando están dirigidas por las administraciones. Estas, por decirlo suavemente, están diseñadas para no ejecutar este tipo de gasto. Todo ello deriva del procedimiento imperante en las administraciones que no deja de ser la consecuencia de vivir en un país con la mentalidad del 'Lazarillo de Tormes'. Tras años de destapes de casos de corrupción (y los que no se habrán destapado), las garantías para los trámites son tales que resulta muy complicado dar un paso dentro de un procedimiento si no se dan garantías por duplicado o triplicado de que todo es correcto y conforme a la norma: informes, dictámenes, firmas y más firmas… La burocracia nos ahoga por la sencilla razón de que la hemos creado y ahora nos damos cuenta de que nos entorpece y complica algo tan importante como la aplicación de estos fondos que, bien ejecutados, deberían servir para una mejora sustancial de nuestra economía. ¿En qué quedará todo ello? Lo comprobaremos en agosto de dentro de un par de años.

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