Tenemos un problema demográfico: la tasa de reemplazo que garantiza que la población no decrezca es de 2,1 hijos por mujer y esto no se logra en ningún país desarrollado. En España es de 1,16, o sea, la mitad. El problema demográfico asturiano ... es aún mayor: sistemáticamente, año tras año, somos la comunidad autónoma con menor tasa de natalidad y la de mayor mortalidad. Ante este grave problema, no puedo evitar visualizar una doble realidad: no poder o no querer tener hijos. Cuando hablo de 'poder tener hijos', me refiero a capacidad económica para criarlos. El otro 'poder', el biológico, tiene soluciones para abordarlo que son costosas. Resulta llamativo que un tercio de las mujeres de 25 a 29 años no han tenido hijos aún porque se sienten «demasiado jóvenes». No obstante, una cosa es la edad biológica para procrear y otra la que determina la capacidad económica para lograrlo. Retrasar la maternidad no es buena idea. Es una opción muy legítima si, en efecto, es una elección personal y consciente. Si te lo elige la vida, o la madre naturaleza o, sencillamente, todos los elementos coadyuvantes que otorga la ciencia no funcionan, es algo profundamente doloroso.
Publicidad
Aparte de parir dos hijos por mujer –yo lo he hecho–, ¿qué más podemos hacer? Apelar a ayudas y, también, utilizarlas inteligentemente, porque se pueden volver en nuestra contra. Quienes nos hemos implicado a fondo en la crianza de nuestros hijos, en mi caso con prolongados tiempos de lactancia natural en exclusiva, sabemos de la dedicación que exige, que se compensa con los beneficios sobre la salud de nuestros descendientes y la nuestra propia. Los hijos pueden sufrir carencias de muchos tipos, pero la peor, sin duda, es la ausencia de uno (o ambos) progenitores en la crianza.
Es curioso, además, que una de cada cuatro españolas señala que tiene menos hijos de los deseados, alegando falta de flexibilidad en el trabajo. Si se la dan, podrá tener más hijos. Si la usa, contribuirá a una bajada de su propio rendimiento profesional o a una reducción de sueldo, aumentando la brecha salarial, en la medida que el tiempo parcial, del que suele hacer uso en mayor medida la madre, incrementa el diferencial de salarios entre hombres y mujeres.
Es obvio que las ayudas a la maternidad, muy destacables en los países nórdicos y de centro Europa, tienen consecuencias positivas en el fomento de la misma. En todo caso, que permitan a la mujer reincorporarse a su trabajo tras largos períodos de baja, no quiere decir que lo hagan en las mismas condiciones. No recuerdo el título ahora de una película noruega que trataba precisamente esta situación: una directiva de una empresa automovilística que se incorporaba a su puesto tras dos años de parada. Sus compañeros no dejaban de comentar que, literalmente, estaba fuera de juego. ¿Qué puede suponer, por ejemplo, en el campo de la investigación académica, una parada de dos años? Pegarse un tiro en el pie.
Publicidad
En cuanto al número de hijos, el 42% de las mujeres que aún no han sido madres en España quiere tener dos hijos y un 18% desearía tener tres o más. Solo un 10,2% quiere uno. Parece que son las menos, luego es buena noticia de cara a solucionar la cuestión demográfica. La mala noticia es que hay menos parejas que realmente lo desean. Tal y como yo lo veo, no es sólo una cuestión de no poder (económicamente) tener y mantener hijos, sino de no querer. Además de las innegables trabas socioeconómicas, ha habido un cambio de mentalidad de los más jóvenes que, desde luego, nada tienen que ver con las familias de hace 50 años, con más de cuatro y cinco hijos, con escasas posibilidades económicas y que, sin embargo, salían adelante. Ni más ni menos que un 86% es lo que ha caído el número de partos entre mujeres de 20 a 24 años de edad, desde el año 1975 en España. Hoy, criar un hijo parece algo que deba hacerse como si de un lujo asiático se tratase y no lo es. Es lo más normal del mundo.
Hablando de lo asiático, el problema allí no es menor. Asia encabeza los mayores problemas de natalidad y envejecimiento. En Corea del Sur, por ejemplo, la media está en 0,8 hijos por mujer, muy lejos del objetivo señalado al principio.
Publicidad
Por otro lado, la realidad española actual es que un 30% de las mujeres no quieren tener hijos y un 15,2% piensan que la natalidad no debe incentivarse. Las tasas de fertilidad se han reducido por alargar mucho la espera al momento de tener hijos y porque el papel de la mujer ha cambiado, alcanzando niveles educativos iguales a los de los hombres. Las mujeres han dejado atrás el papel de máquinas reproductivas para convertirse en decisoras de primer orden que deben compatibilizar la vida familiar con la profesional y el resultado es el descenso de la tasa de fertilidad.
Con las medidas actuales que proporcionan los gobiernos, incluido el español, afirmo, con rotundidad, que no estamos en la peor situación económica para formar familias. De lo que sí estoy convencida es de que nacen menos niños porque, en buena parte de los casos, y ahí está la clave del problema actual a mi entender, las parejas jóvenes no quieren tenerlos. Habiendo perros, ¿para qué? Mucho me temo que no son 'bienes' sustitutivos.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.