El sueño de El Molinón

Otra cuestión es la ejecución de un proyecto cuya dimensión ha crecido por días. La regidora gijonesa dijo primero que se había sorprendido cuando le hablaron de un proyecto para hacer de Gijón la sede del Mundial y de paso reconstruir El Molinón. Luego, reconoció haber «perdido el color» cuando en Madrid vio un diseño que incluye dos torres, una operación urbanística que transformaría la ciudad y un presupuesto, estimado, de trescientos millones de euros. Llegados a este punto, Ana González asegura que mantiene su respaldo a la candidatura, pero también que resulta necesario estudiar los plazos, la tramitación administrativa y la financiación. Aunque no será ella quien tendrá que gestionar a partir de mayo un campo que es de todos los gijoneses, con lo que darle su apoyo a la idea le sale barato. Distinto será para quien tenga que poner su firma cuando las ideas pasen de las maquetas a los números. Por eso, un proyecto de estas características requiere liderazgo político, consenso social, luz y taquígrafos. Para hacer realidad el sueño de una ciudad es necesario que esta lo comparta, conozca sus beneficios, afronte sus riesgos y asuma sus costes. Si no, es una quimera.