![Un sueño imposible](https://s1.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/202108/29/media/cortadas/67168447--1248x1762.jpg)
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No hay una sola comunidad autónoma en España en la que un joven menor de 30 años pueda comprar o alquilar una vivienda, ya que tendría que dedicarle más del 30% de sus ingresos, lo cual le impediría mantener un consumo normal e incluso pondría ... en peligro el cumplimiento del pago mensual de dicha vivienda. Hay algunas zonas como Madrid, Cataluña o País Vasco donde el problema es especialmente grave, siendo en las mismas el porcentaje que la vivienda absorbe superior al 65% de los ingresos mensuales, e incluso en el caso balear cercano al 100%. La vivienda es reconocida por todo tipo de organismos internacionales, por sociólogos como Giddens y por insignes economistas de muy diversas escuelas, como Krugman, Stiglitz, Prescott, Kydland, Shiller, etc., como un bien esencial para el correcto funcionamiento de una sociedad. Ante un problema tan grave como el que presenta España en el acceso a la vivienda, no sirve adoptar posturas buenistas y voluntaristas y hay que ir a la raíz u origen del problema. Para que en España la vivienda deje de ser un sueño imposible para los jóvenes, habría que adoptar, entre otras, las siguientes medidas:
1. Liberalizar suelo edificable. Hay que tener en cuenta que el coste de una vivienda tiene dos componentes: suelo y construcción. Lógicamente, a medida que hay mayores restricciones a la edificación el coste del suelo es mayor y el precio de la vivienda, tanto en alquiler como en venta, también es mayor.
2. Reducir la carga impositiva que conlleva una vivienda, la cual es muy alta ya que tiene todo tipo de impuestos como son IVA, Transmisiones Patrimoniales, IBI, IRPF sobre el alquiler y sobre las viviendas vacías, etc. En primero de Económicas se estudia que la carga impositiva impuesta a un bien es asumida en la realidad por comprador y vendedor en función de la elasticidad de la curva de demanda y de oferta de dicho bien.
3. Dar la vuelta como a un calcetín al concepto proteccionista que hay en torno a la vivienda. Una legislación tuitiva o protectora del inquilino ahuyenta al arrendador, lo cual reduce la oferta de pisos en alquiler y hace aumentar el precio de equilibrio de dicho mercado. Hace falta que el arrendador sienta protección y confianza para que salgan infinidad de pisos al mercado del alquiler y el precio del alquiler baje. La idea demencial de fijar el precio del alquiler es absurda, porque si el precio fijado regulado es mayor que el de equilibrio de mercado, dicho límite no sirve de nada y si es menor, generará escasez de viviendas en alquiler y un gran mercado negro de alquiler, con pagos opacos en efectivo.
4. Cambiar la legislación laboral existente en España, ya que crea un dualismo pernicioso. Por un lado, hay trabajadores muy protegidos porque su despido supondría un altísimo coste inasumible para la empresa y, por otro, están los jóvenes que tienen trabajos precarios, temporales y mal remunerados. Ese proteccionismo que divide a los trabajadores en dos grupos, hace que los jóvenes tengan salarios inferiores a los que podrían tener si el mercado de trabajo funcionase en libertad. Y, consecuentemente, al tener salarios bajos, no tienen acceso a la vivienda ni en alquiler ni en compra.
5. Cambiar el sistema educativo. En lugar de adoctrinar y llenar la cabeza de tóxicas inutilidades dogmáticas, hay que dar formación útil para la vida. Si los jóvenes tuviesen una mejor formación académica tendrían mejor acceso al mercado laboral y conseguirían mejores remuneraciones salariales, con lo cual podrían acceder a una vivienda.
A lo anterior hay que añadir que la línea jurisprudencial existente en materia de reclamaciones contra bancos protege a los que ya tienen préstamos hipotecarios para su vivienda, pero endurece las condiciones de acceso a los nuevos compradores, porque las entidades toman más precauciones para conceder financiación.
Como corolario, ésta vez no les contaré un proverbio chino, ni una idea del genial Groucho Marx, porque en el tema de la vivienda, allá por el año 2006, hubo una idea surrealista que supera a los proverbios y al genial Groucho. En aquellos años, en pleno boom inmobiliario, desde el Ministerio de la Vivienda alguien concibió el 'brillante' plan de enviar a los jóvenes unas zapatillas 'Kely Finder', para que tuviesen calzado con el que patear la ciudad en busca de vivienda. La inteligencia tiene límite, pero la estupidez no.
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