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Sucedáneos de la religión

Sucedáneos de la religión

Hoy los librepensadores también están tan de capa caída como la religión a la que combatieron, y han sido arrinconados y condenados por nuevos movimientos que tomaron lo peor de las religiones, en cuanto a la represión del pensamiento se refiere, en aras de lograr una sociedad más limpia, justa y equitativa

Carlos Nores

Oviedo

Miércoles, 4 de mayo 2022, 22:17

Mucho ha llovido desde que Marx dijo que la religión era el opio del pueblo. De hecho dijo que «la religión es el suspiro de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón, así como el espíritu de una situación sin alma. Es ... el opio del pueblo. Se necesita la abolición de la religión entendida como felicidad ilusoria del pueblo para que pueda darse su felicidad real». Nada que objetar en términos generales: criticar la religión como forma de opresión me parece válido y proponer que la creencia en la recompensa del más allá, como excusa para no hacer nada ante las injusticias del más acá, puede vaciar el alma más que enriquecerla no resulta desacertado. Desde nuestra ética occidental conceptos como el de su abolición suenan un poco fuerte, puesto que implica violentar la conciencia individual, último refugio de cada persona. Al fin y al cabo, que los principios religiosos solo condicionen a los que profesan esa religión resulta tan loable como inaceptable que quieran imponer esos principios a los que no la profesan. Pero nunca olvidemos que la práctica siempre es más complicada que la teoría.

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