Sucedáneos

El próximo gran sucedáneo está por llegar y está tardando. Se trataría de preservar cierto grado de funcionalidad de una persona desaparecida, concretamente su capacidad de diálogo, a efectos de compañía a beneficio de consortes, descendientes y demás deudos, próximos o no. Para apuntarse no haría falta esperar el diagnóstico feo, sería mucho más ligero y más festivo hacerlo en plena salud como quien dicta un testamento previsor. El individuo a preservar, el 'replicado', grabaría, en el programa informático correspondiente, las tres mil palabras de su lenguaje -es fácil que en muchos casos pueda bastar con trescientas- y su imagen tridimensional ricamente gestualizada. Con estos meros ingredientes el programa permitirá que su imagen, tridimensional y parlante, sostenga diálogos, de tema, extensión y profundidad sin límites, hasta el punto de que uno de los criterios a considerar por los programadores será la pertinencia o no de superar las habilidades dialécticas del 'replicado'. Cada perfil parlante podrá actualizarse con nuevas palabras que mantengan al 'replicado' en plena actualidad y hasta la propia imagen podrá ganar en realismo y solidez a medida que la técnica progrese. Barato, barato, no será en principio, pero con el tiempo acabará generalizándose y tendréis duplicados de padres, maridos, amigos y líderes vecinales y la viuda del 'Chato' -léase 'Patria'- ya no tendría que ir a su tumba para desahogar confidencias.

Eso sí, bajo ningún concepto se podrá disponer del 'duplicado' antes de la real desaparición física del protagonista, en evitación de que el sucedáneo supere en simpatía, facundia y buenos modos al original y acabe sustituyéndolo ventajosamente en vida. La cosa está al caer. En dos mil nosecuantos será el regalo estrella de Reyes. Por cierto, esto de Reyes ¿será original o sucedáneo de algo?