Según parece, el equipo de Alberto Núñez Feijóo ya no oculta sus planes para Asturias. De hecho, el propio Feijóo le ha comunicado a la líder de los populares asturianos, Teresa Mallada, que no será la cabeza de cartel para las elecciones del año que ... viene. Algo, por cierto, que era vox populi después de lo que sucedió en verano. Esto es, la comida en Castropol entre el número dos del PP en Asturias, Álvaro Queipo, y el ex ministro de Fomento Francisco Álvarez-Cascos. Hecho que se presentó como casual, irrelevante y sin mayor importancia, pero que tenía una gran carga de fondo. Desde entonces, las declaraciones del vicesecretario general de Organización del PP nacional, Miguel Tellado, no han hecho más que poner en la picota a Mallada. Sin duda, decir que se busca a un candidato que sea capaz «de hacer el partido más grande», es señalar con el dedo a la actual presidenta popular. Quizá el mismo con que en su día se la nombró. Ahora, lo que queda por ver es cuál será el papel de Mallada de cara al congreso que se prevé para noviembre. Es decir, si habrá la misma bicefalia que en los tiempos de cohabitación con Mercedes Fernández. Por cierto, resultó muy difícil y complicada, como ella misma experimentó.
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La estrategia de Génova pasa inequívocamente por la reunificación del centro derecha. O sea, recuperar los votos que se fueron de sus filas a otras formaciones. Recordemos que este espacio político se encuentra muy poblado en Asturias. En total, estamos hablando de cuatro formaciones: PP, Foro, Vox y Ciudadanos. Dado que la coyuntura más probable hará que muchas pierdan apoyos -o alguna desaparezca-, los populares aspiran a que ese votante vuelva a su casa matriz. Para ello, tendrán que convencerle de que tienen un proyecto sólido. No eso de con ser segundos ya cumplimos, como nos tienen acostumbrados. Además, deberán crecer en estructura. No puede ser que su principal rival (PSOE) posea una abrumadora diferencia con ellos a nivel municipal. Fíjense, si no, en lo que pasa en Gijón. Mientras los socialistas bullen en unas primarias con gran participación de la militancia, el PP gijonés se encuentra inmerso en una fase apática y de eterna crisis. Perdido en la más completa irrelevancia. Tenemos, pues, que ver cómo se resuelve el fin de la era Mallada y el comienzo de otra. A la postre, si será una transición suave o a las bravas que acabe incluso con la implantación de una gestora.
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