El mercado laboral está cambiando. Es decir, se nota que hay más demanda que oferta. Raro es el día donde las empresas no se quejan por la falta de trabajadores. Lógicamente, en algunos sectores más que en otros, pero la carencia de mano de obra ... suele ser algo general. El parón que ha supuesto el coronavirus y la posterior reactivación económica ha traído consigo este 'boom' sobre el empleo. En Asturias, bien es cierto, estábamos acostumbrados a todo lo contrario. O sea, que hubiese muchas más personas dispuestas a trabajar que puestos para ocupar. Era nuestro mantra particular junto con el tema de las infraestructuras, hasta que fue cambiado por el discurso de lo social. Además, en el caso de nuestro paraíso natural, es necesario señalar otro hándicap importante: la baja tasa de actividad que tenemos. Prácticamente solo uno de cada tres asturianos se encuentra trabajando, lo que representa estar a la cola del país en cuanto a personas ocupadas o que desean estarlo. No es de extrañar, pues, que existan dificultades para cubrir la demanda. Somos cada vez menos, más envejecidos y no conseguimos atraer la suficiente migración como para paliar estas carencias. A la postre, tenemos un mercado laboral empequeñecido y deberíamos ensancharlo.
Publicidad
Sin embargo, pese a estas circunstancias favorables, repito, el paro no baja de los dos dígitos. Superior incluso a la media española. Las razones dadas para esta distorsión varían en función de los agentes sociales. La patronal considera que es un problema de una sociedad fuertemente subsidiada -recuerden la polémica sobre el salario social- donde se desincentiva el trabajo. En cambio, los sindicatos lo achacan a los bajos sueldos que se ofrecen. Yo añadiría quizá alguna causa más. Por ejemplo, gran parte del paro estructural -más de dos años en el desempleo- viene por personas con más de 50 años. Dicho de otra forma: a partir de esa edad se considera al personal laboral como amortizado, cuando no es así. Este colectivo tiene mucho que aportar en cuanto a experiencia y transmisión de conocimientos a nuevas generaciones. También necesitamos cambiar la consideración del trabajo a nivel político. No puede ser que sean cada vez más los impuestos que recaen sobre quienes madrugan. Sin ofrecerles si quiera un gesto (bajar el IRPF, por ejemplo) para que vean que su esfuerzo se valora. Al contrario, parece que solo se les considera como fuente de ingresos para el sistema.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.