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En todo el legendario desaguisado que ha venido siendo en estas dos últimas décadas el plan de vías de Gijón, la aparición del 'solarón' como espacio público es el único hecho medianamente positivo que se puede reseñar. Y no, no nos hemos vuelto locos dando ... por bueno que la principal fuente de ingresos para pagar la fiesta de las vías, esto es, las pingües plusvalías que nos iban a generar los muchos edificios a construir en la zona, ha derivado en un lugar para pasear perretes, caminar deprisa para bajar el colesterol y, si los virus nos permiten, celebrar saraos. Pero que la ciudadanía se haya adaptado tan de buen grado a una pradera alargada y más bien vulgar, y haya tomado al asalto, a falta de mejores instrucciones, de un espacio que no tenía vida, es una esperanza para los que pensamos que las ciudades son de quienes las habitan, y no de quienes hacen experimentos de laboratorio con supuesta forma de diseño urbanístico.
Filosofadas aparte, el 'solarón', como espacio provisional, es una cuestión que algún día habrá que resolver. Claro que también es provisional la estación de trenes desde hace varios lustros y lo que te rondaré, morena. No obstante, y dado que otros espacios 'provisionales' han sido acondicionados convenientemente aún teniendo en cuenta esa temporalidad (véase el 'cascayu' más famoso del país), nada impide que el entorno de Sanz Crespo luzca de una forma un poco más decente. Porque si tenemos que esperar a que el precio de los terrenos alcance el importe que se pretende sacar por ellos, podemos afirmar que llegarán antes los trenes voladores. Y si, llegado el momento, se malvenden esos terrenos, estaríamos ante una especie de insulto final en todo este jueguecito de maquetas ferroviarias.
La opción de convertir el 'solarón' en una verbena veraniega más o menos estable no es más que una forma de reclamar como propio lo que, hasta ahora, se utiliza en precario. No es la mejor solución, seguramente. Tiene tintes populistas, probablemente. Pero puestos a llegar a soluciones menos malas y populistas, habrá que tener en cuenta que es un espacio verde, está en el centro y lo utiliza la gente para pasear y socializar.
Todos los argumentos que, lindando con la pedantería, se esgrimen para peatonalizar calles y generar caos de tráfico, pero sin tener que hacerlo. Algún día hará falta vender terreno, cierto. Pero, mientras tanto, que nos quiten lo bailao... literalmente hablando.
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