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La derrota del Sporting en Leganés disparó las alarmas incluso en los más optimistas, los que no se cansaban de hablar de 'play off' una semana antes desde la 'planta noble' de Mareo.
El partido dejó varias lecturas. La principal afecta al entrenador. Miguel Ángel ... Ramírez tiene fama de buena persona, trabajador, estudioso y honrado, pero el fútbol es otra historia. En Butarque complicó el partido con un dibujo táctico discordante y algunos jugadores desubicados. Provocó incomodidad en un engranaje desajustado, sin mordiente ofensiva y con dudas defensivas.
Un aspecto que pesó fue mantener los tres centrales más de media hora en superioridad numérica. Las reacciones en el banquillo tardan demasiado. Y son unos cuantos técnicos los que están sentados al lado de Ramírez para pensar, ver lo que pasa sobre el campo y lo que se necesita rectificar, pero están más pendientes del rival que de su propio equipo.
Ramírez sorprende más con sus declaraciones. Antes del viaje dijo que la plantilla ahora era mejor que antes de regalarse a Mariño y malvenderse a Gragera. Endulzó los oídos de los dirigentes. Para completar, le faltó añadir que los pájaros maman.
El míster ya se hizo notar a su llegada, con frases ingeniosas como que el sistema es un organismo vivo o que el concepto está antes que el resultado. En Butarque sorprendió con el asunto de la hoja de ruta al pillarles a contrapié la expulsión del japonés Gaku, de calificar a Cristo de fuerte, extremo y agresivo o, la más espectacular, la del 'hashtag familia'. En las redes sociales circulan extractos de ruedas de prensa con contenidos que provocan risas, fuera, y sonrojo, dentro. ¿Qué controla la sección de comunicación? ¿O sólo está para prohibiciones?
El entrenador rojiblanco se pierde en romanticismos, argumentos filosóficos muy bonitos y teorías guardiolistas. Esto es fútbol. Vamos a ser más serios y dejarnos de cachondeos. El Sporting no puede dar esta imagen, ni en el terreno de juego, ni fuera.
Ramírez, elegido por el Grupo Orlegi para sustituir al incontrolable Abelardo, tal vez sea el menos culpable del momento. Lo trajeron. No vino por propia iniciativa. Los principales responsables son el presidente Irarragorri y sus hombres de confianza, David Guerra y Gerardo García.
La situación es preocupante y la dinámica, agobiante, con el descenso a cinco puntos. Es la consecuencia de tener de director deportivo a un intermediario, que permite los desconocidos envíos de México, además de haberle salido rana sus ingeniosas propuestas de fichajes. Abelardo, por decir las cosas como son, lo pusieron de patitas en la calle. El entrenador canario funciona de otra forma.
La realidad es que la decepcionante imagen de Leganés transmite pesimismo y advierte del peligro. Ramírez llegó sin experiencia para una situación complicada y con unos métodos tiernos. Así está el percal. Para meditar.
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