Sin duda, más que un club de futbol. Que juega y gana la Liga del país del que violentamente se segregó. De nombre USA, está patrocinado por Adidas en un país entreverado de comunismo que cabe en la mitad de Asturias, y cuya capital responde ... a Tiraspol. Curiosa casualidad en un lugar donde no opera la Interpol y su aparato de seguridad (MGB) se basta para hacer desaparecer a 'los enemigos del Estado' en las profundidades de lo que sería un reino de película balcánica, si no fuera republiqueta dictatorial. Creada durante la desmembración de la URSS bajo los auspicios de las cinco divisiones que allí acampaban. Las cuales ofrecieron argumentos contundentes a Moldavia durante una breve guerra, en la que el Dniester sirvió de frente. Luego, a la República Moldava no le quedó más remedio que reconocer que aquella era una «unidad territorial autónoma con estatuto especial». Lo que a los del otro lado del río les dio igual, pues para ellos era la República de Transnistria, nombre que les parecía más comercial que el de República del Sheriff, que es lo que realmente es: el artefacto político del grupo empresarial multifuncional del mismo nombre, especializado en todo tipo de tratos, que saca partido a una posición geoestratégica privilegiada que, entre otras cosas, le hace ser tope de prensa de Ucrania, aislada entre ella y sus primas, las muy populares repúblicas de Donetsk y Lugansk.
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Transnistria surgió en los años de la desmembración de la URSS, en los que se partió Moldavia en dos hojas separadas por la bisagra del Dniester: la Besarabia latina, agrícola y europeista, y el Transniester, cirílico e industrial al modo ruso, que primero se hace llamar República Moldava Pridnestviana y luego, demostrando gran sentido de la oportunidad, República Moldava Socialista Soviética de Transnistria, que toma partido por los golpistas de agosto de 1991 en Moscú, mientras que la República Socialista de Moldavia lo hace por Yeltsin. Viene luego la primera guerra entre ambas, en la que se imponen las unidades del XIV Ejército Soviético, cuyo general se autoproclama jefe de las Fuerzas Armadas de la República del Transniester, aparentemente fuera del control de las autoridades de Moscú, hasta que estas logran sustituirlo por el general Alexander Lebed. Quien se hace con el mando, que utiliza para acabar expeditivamente con el conflicto, y famoso, al aniquilar a las fuerzas moldavas concentradas en la otra ribera del Dniester con un devastador fuego artillero, que definió el 'status quo' actual, formalizado después por los acuerdos de Estambul, con los que cesó la guerra y se aseguró la permanencia del ejército ruso en la República de Transnistria, como garante de la paz y custodio del nuevo régimen.
Este caso ilustra bien la metáfora de la muñeca rusa, que contiene encajadas diversas escalas de acción. El estado matriz, la actual República Moldava, fue creado por el Kremlin en 1940, pegando Besarabia, Transnistria y Gaugazia. Anteriormente la mayor parte de la región estaba incluida en la Gran Rumania y hablada un dialecto rumano. Con el fin de darle identidad frente a su vecina, se diseñó un idioma nacional, apoyado en el programa de moldavización, que consistió en utilizar obligatoriamente el alfabeto cirílico y crear una nueva gramática y ortografía, para una lengua que debería ser conocida y practicada por los funcionarios que gestionaban la nueva república, de la que se borraba todo enlace cultural con Rumania. Pasaron los años y el Frente Popular de Moldavia, que separó a esta de la URSS, volvió a incorporar el alfabeto latino, lo que fue tomado como una provocación por los del otro lado del río, privilegiados en su trato con Moscú, quienes lo interpretaron como un intento de romanizarlos.
Así que una vez enunciado el agravio que separaba al 'ellos' del 'nosotros', vino la machacona reproducción en los medios de comunicación respectivos del expolio a la identidad preformada de cada cual. Las consignas las amplificaron los poderes públicos. La burocracia y el sistema educativo hicieron el resto. Así, cada uno vio cumplida su profecía. Estalló la guerra civil, y tras ella, el poder ruso, tanto duro como blando, quedó establecido en esta región bisagra, que contiene al llamado 'agujero negro de Europa', la República Moldava, capital Chisinau, y a la República del Sheriff, perdón Transnistria, capital Tiraspol, un distribuidor al detalle de bienes y servicios alternativos a precios muy competitivos. Y con la garantía que da trabajar para casas fuertes.
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