Lo de la ZALIA asturiana comienza a parecerse al holandés errante: vaga desde 2005 de despacho en despacho sin haber cumplido ninguno de los objetivos ... para los que fue concebida. De nuevo surgió la improvisación, fruto de la prisa y del nada recomendable voluntarismo político, con escaso o nulo enfoque técnico en cualquier frente concerniente a este importante asentamiento logístico-portuario. En aras siempre de que a medio o largo plazo pudiese arribar a alguna parte, no pueden aparecer indefiniciones, así como la continua falta de previsión de dotaciones de carácter infraestructural, tanto internas como externas. Y, mucho menos, errores en trascendentales decisiones estratégicas, como ha sido la apertura del proceso de comercialización de sus parcelas a principios del pasado verano.

Publicidad

Estoy seguro de que desde el año en que se fraguó la excelente idea de crear la Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias, en la parroquia gijonesa de San Andrés de los Tacones, hasta hoy, ningún dirigente político, regional o local, ha sido sincero a la hora de aventurar una fecha para marcar el inicio de su actividad. Como todo el mundo sabe, el polígono logístico se encuentra ocioso en cuanto a su operatividad, a no ser que, fruto de la resignación, lleguemos a admitir como un buen uso transitorio el de servir para carreras ilegales de jóvenes con ganas de emular a Fernando Alonso, así como de vivero natural de la especie herbácea conocida como Plumero de la Pampa. Al hilo de esto, en un artículo anterior titulado 'El tren que no puede perder la ZALIA', consideré que los plazos dados por el esforzado consejero Alejandro Calvo sobre la puesta en funcionamiento, nunca antes de finales de 2026, eran poco realistas. Puse el énfasis entre 2027 y 2028 porque, en función de diversas informaciones y gracias a la activa gestión de la Autoridad Portuaria de Gijón, parece que en ese periodo El Musel ya habrá devorado casi todas sus existencias de suelo, localizado en sus grandes explanadas portuarias nacidas de la, en su día, discutida ampliación. Por ello, la ZALIA quedaría como la principal reserva de terrenos para todo tipo de empresas que se planteen instalarse en la ciudad y que requieran logística portuaria.

Hoy en día, transcurridos casi 20 años desde su creación y siguiendo el pensamiento de muchos gijoneses, es necesario reiterar que tanto el Principado de Asturias, como las autoridades portuarias y los ayuntamientos de Gijón y Avilés, habrán de poner toda la carne en el asador para impedir más retrasos en este activo público, encarando de manera acertada, responsable y profesional la ejecución de todo lo que se encuentra pendiente para poner en marcha la primera fase de este espacio empresarial. No puede obviar el actual equipo de gobierno municipal de Gijón que la ciudad va a ser la mayor beneficiada, por la obtención de ingresos para sus arcas mediante el cobro de impuestos y tasas provenientes de la ingente actividad empresarial que allí habrá de surgir. Y por los derivados de la generación de riqueza con la construcción de los gigantes pabellones, así como también con el empleo especializado que conllevará todo este polo de desarrollo. Lo que exige, en beneficio de la ciudad, una continua reivindicación desde el Consistorio gijonés.

La ZALIA necesita soluciones y la ayuda ha de venir tanto del sector público como del privado

La noticia anunciada recientemente por el consejero Calvo de la solicitud de reserva de 130.000 metros cuadrados por una empresa, ojalá tenga visos de realidad y no se trate de una cortina de humo ante una fallida comercialización del suelo de la ZALIA, que ahora se ve prorrogada hasta finales de diciembre.

Publicidad

Llegados a este punto, resulta necesario que el Principado, como promotor de la actuación, informe de manera urgente sobre el resultado del proceso de enajenación desarrollado durante estos meses. Es necesario aclarar que en el caso de que la venta de suelo no hubiera sido satisfactoria deberíamos huir de cuestionar la buena voluntad de Alejandro Calvo y no caer en la tentación de atribuir un nuevo fracaso al Gobierno Regional. Muy al contrario, serviría para conocer las objeciones que pudieran haber puesto los empresarios y, de esa forma, enfocar técnicamente la resolución de los problemas que no les animaron a localizarse allí. La ZALIA asturiana necesita soluciones por su importancia económica para la región y la ayuda ha de ser colectiva, tanto desde el sector público como del privado, a través de las diferentes asociaciones empresariales asturianas.

Me temo que dos son los factores que pudieran influir a la hora de tomar una decisión empresarial sobre la compra de suelo. Uno, la incertidumbre sobre la conexión directa del espacio logístico con El Musel. Aprovecho para decir que no sería mala solución la presentada por el PP hace unos meses. Y, el otro, la falta de suministro eléctrico, ya conocida desde hace mucho tiempo, que ha quedado al albur de que Red Eléctrica Española incluya a la ZALIA dentro de sus prioridades en el marco de su planificación estatal. De momento ni está, ni se la espera, lo que significa que es de suma urgencia que el órgano de administración del espacio logístico decida sobre la construcción de la subestación eléctrica, marcando de nuevo un acertado rumbo de comercialización al que seguro le corresponderán multitud de empresas peticionarias. Jamás un suelo de estas características será adquirido por nadie con semejantes lagunas y, menos, sin un aval del Principado.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad