Los gijoneses, fruto de una falta de ambición y escasa petición de asesoramiento técnico por parte de los responsables políticos, venimos sufriendo la falta de ... ejecución de importantes proyectos de ciudad y otros, que fueron iniciados hace un montón de años y se encuentran sin que nadie sepa cómo concluirlos. La Zona de Actividades Logísticas e Industriales (ZALIA) pudiera entrar en el relato de los proyectos imposibles. Pero observándola en positivo, y a pesar de haber transcurrido también mucho tiempo, ya tiene en su haber parte de las obras de urbanización ejecutadas. Si a partir de ahora, tal como parece, existe un decidido impulso por parte del consorcio público al que pertenece el asentamiento logístico portuario gijonés, en un plazo razonable -nunca menor de seis años- se podrían atisbar parte de los objetivos que se trazaron cuando, en 2005, se promovió, por iniciativa del Gobierno del Principado de Asturias. Por ello, creo con todo convencimiento que la Zona de Actividades Logísticas e Industriales en estos momentos ha de ser reseteada, siendo una labor que corresponde a todos los accionistas, sin exclusión, sentados en el consejo de administración del organismo, incluido el Ayuntamiento de Gijón.

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Habiendo llegado hasta aquí, y por las recientes informaciones que ha venido publicado EL COMERCIO, parece que es intención del Gobierno regional, accionista mayoritario de la actuación logística, iniciar la comercialización del suelo disponible durante el venidero 2024. Siendo acertada la decisión, y en aras siempre de que no quede solamente en un loable voluntarismo político, se hace necesaria la observancia de diferentes requisitos, tales como saber por boca de Sepides si va a participar, directa o indirectamente, en la comercialización de las parcelas que componen el ámbito territorial de la iniciativa. Cierto es que desde el pasado mes de febrero se está a la espera de que el ente público se pronuncie sobre la aceptación de una posible encomienda comercial. No obstante, es importante apuntar que con independencia de quién se encargue de la gestión de venta de los suelos, somos muchos, desde hace tiempo, quienes nos venimos preguntando sobre la existencia del interés real que en la actualidad pudieran tener las empresas en localizarse allí, así como de qué tipo de empresas se trataría y sobre un precio indicativo, en todo caso competitivo, de las parcelas a vender, el cual parece que de momento está sin determinar. Estas lógicas incertidumbres, y otras que pudiesen existir, solamente las podrá resolver un acertado estudio de mercado, elaborado por una consultora con experiencia contrastada en la comercialización de suelos industriales y logísticos en todos sus frentes, incluido el portuario. Y los datos obtenidos complementarlos con un plan de negocio a diez años mínimo, atendiendo siempre a la superficie que se intenta comercializar según los diferentes usos.

De igual manera, resulta urgente trabajar en paralelo para conseguir la construcción de la subestación eléctrica de la actuación logística, cifrada en 15 millones de euros. Es una verdad de perogrullo que cualquier empresa interesada en instalarse en los atractivos suelos de San Andrés de Los Tacones, antes de que pudiera perfeccionar un contrato de compraventa con el ente gestor exigirá del promotor la garantía del suministro eléctrico, y con mayor razón si tuviera que proceder en su día al levantamiento del oportuno pabellón industrial. Por tanto, hasta que este hito no se produzca es fácil intuir que a lo máximo que se pudiera aspirar es a una reserva de suelo por parte del futurible comprador, pero sin poder exigirle más compromisos. En relación con esta dotación, a la hora de computar los plazos para lograr el imprescindible suministro eléctrico no se puede obviar que en la modalidad de proyecto y obra a la que parece que sería más razonable recurrir -desde el inicio de la licitación del contrato de construcción, pasando por la culminación del procedimiento de adjudicación a la empresa contratista y la ejecución de obras propiamente dicha del equipamiento eléctrico hasta su puesta en servicio- tendrá que transcurrir un plazo mínimo de 36 meses, es decir, tres años, contando siempre con viento a favor en la concesión de las autorizaciones administrativas de todo tipo que la cosa eléctrica requiere. Máxime si hubiera que soterrar dos líneas de alta tensión. Por ello, a los responsables de la ZALIA les queda todavía un importante trecho que recorrer para ver en esos suelos una mínima actividad empresarial, y por aquello de que el sabio refranero español puede colocarnos en el 'quien mucho abarca poco aprieta', deviene fundamental establecer un sensato programa de prioridades con la correspondiente inversión y la manera de hacer frente a la misma. Lo demás, como puede ser la irrenunciable intermodalidad, en este tipo de macroproyectos vendrá por añadidura, al exigirlo el propio guion logístico de la importante infraestructura creada. Pero quedando condicionada la nada despreciable inversión ferroviaria al uso que se haría de la misma por el sector empresarial. Factor que a todas luces exigiría la Unión Europea para el caso de que hubiera que recurrir a sus diferentes fondos si esta posibilidad existiera. Ojalá los gijoneses y asturianos podamos ver a medio plazo el impulso de la deseada actividad logística industrial en los terrenos disponibles en la zona oeste de Gijón, pero lo cierto es que llevará su tiempo.

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