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La democracia ganada a través de la Transición nos trajo el municipalismo como una fórmula de gobierno más cercana a los ciudadanos, que entronca de ... forma directa con la realidad de la ciudad. Se erige ésta como núcleo vital, pues en ella vivimos, trabajamos y nos desarrollamos como personas. Resulta por tanto evidente que el binomio municipalismo-ciudad nunca sería posible sin la figura del alcalde, que en definitiva es quien gobierna. A lo largo de estos años hemos tenido la enorme suerte de que la misma democracia que trajo el municipalismo, aportó también un montón de alcaldes que de sol a sol han venido trabajando para obtener lo mejor para sus ciudades. Todos recordamos a un ya desaparecido Iñaki Azkuna, exalcalde de Bilbao, trabajador incansable por su ciudad, viéndose recompensado al final de sus días con el premio al Mejor Alcalde del Mundo. Mas cerca, tuvimos en Gijón a Vicente Álvarez Areces, popularmente Tini, quien también nos dejó para siempre. Sin duda la referencia del municipalismo gijonés, quien con determinación cambió el chasis de un Gijón industrial para intentar convertirlo en más justo y cosmopolita. En Oviedo, Gabino de Lorenzo no le fue a la zaga, logrando una ciudad participativa con la peatonalización del centro de la capital. Hoy, es un referente nacional y europeo como urbe impecable, agradable y cultural.
Al hilo de todo esto, a través de este espacio deseo centrar mis consideraciones en el nuevo municipalismo de Oviedo, con su alcalde Alfredo Canteli como timonel, a quien no conozco en persona, aunque puedo constatar que habiendo transcurrido su primera legislatura como primera autoridad de la ciudad, ya se le tiene importante consideración en toda Asturias. Lo comprobé en la visita que hice a la Feria de Muestras de Gijón este verano, acompañando a otro gran alcalde como es el de Logroño, el Popular Conrado Escobar.
En el aspecto político, Canteli lleva cinco años al frente del consistorio en calidad de independiente y por actos propios que le gusta compartir, ya se puede aventurar un nuevo despegue de la ciudad. La prueba del arranque la constituye la noticia de la aprobación, el pasado 30 de julio, casi por unanimidad, del convenio urbanístico sobre la casi histórica actuación de La Vega, que gracias a la colaboración entre administraciones –Ayuntamiento, Principado de Asturias y Ministerio de Defensa– hace posible que estos activos que llevan ociosos desde que fue presidente del Principado Juan Luis Rodríguez-Vigil se puedan incorporar al centro de la ciudad. El alcalde Canteli ha transportado a sus nietos al perfil de su WhatsApp, lo que ya dice mucho a su favor. Con pinta de general del ejército americano, al más puro estilo George C. Scott, en la película 'Patton' (1971), rodada en España, carece de nómina pública por estar jubilado. Trabajador, disciplinado y educado, detesta los enredos políticos y las intrigas palaciegas, al igual que no le gusta comer fuera de casa. Está claro que con estas características Canteli para nada constituye el prototipo de regidor municipal al que con carácter general y hasta ahora estábamos acostumbrados. Cierto y verdad que además de romper con todos los esquemas de un político al uso, con él igualmente asistimos a una novación en el arte de gobernar y, como signo más importante, de manera transversal. El buen entendimiento entre Adrián Barbón y el alcalde de Oviedo constituye la mejor prueba de que la derecha y la izquierda, en beneficio del interés general, se pueden entender a la perfección, sin insultos o faltas de consideración. Resulta meridianamente claro que sin esta especificidad basada en el consenso no hubiera sido posible el convenio de la antigua Fábrica de Armas y, por ello, es justo hacer un reconocimiento a las tres instituciones que lo han hecho posible. El alcalde ha demostrado que posee como rumbo en su carta de navegación ideológica que la desigualdad constituye uno de los factores que atenta contra una de las funciones básicas de la ciudad: el fortalecimiento de las relaciones sociales. Tiene claro como máxima autoridad de la ciudad, ya convertido en municipalista, que con la actuación de La Vega conseguirá evitar el desequilibrio entre barrios, incorporándolos al centro a través de la construcción de acertadas infraestructuras, como ya lo es la reciente glorieta de Santullano, que unió Ventanielles y Teatinos y que, a la vez, servirá de apoyo a la nueva actuación urbanística, que llevará también a la construcción de cientos de viviendas para gente joven y con escasos recursos. Con ello, nadie duda de que como alcalde dejará su indiscutible impronta. Pero, lo más importante es que día a día, viene demostrando que desea lo mejor para Oviedo.
No quisiera finalizar este espacio sin un recordatorio a nuestro querido Marcelino Gutiérrez, director de EL COMERCIO, quien a pesar de haber transcurrido un año desde que a todos se nos fue, afortunadamente sigue y seguirá en nuestro corazón, creo que para siempre.
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