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Naval Gijón, un foro de diálogo

Naval Gijón, un foro de diálogo

Quizás el nombre de Naval Azul escogido para el futurible parque empresarial no parece como el más atractivo empresarialmente hablando

Jueves, 19 de diciembre 2024, 01:00

La firma de la adquisición del 60 % del suelo que compone el ámbito de la pretendida actuación urbanística sobre el extinto astillero de Naval Gijón es una buena noticia para la ciudad. Por ello, hay que felicitar a todos los grupos municipales del consistorio gijonés ... por el consenso logrado. Dicho esto, y sin que suponga poner un borrón al asunto, quizás el nombre de Naval Azul escogido para el futurible parque empresarial no parece como el más atractivo empresarialmente hablando. En mi opinión, hubiera sido más acertado mantener el primigenio de Naval Gijón, y de esa forma seguir manteniendo la identidad de unos espacios de la ciudad que han estado siempre vinculados a la centenaria construcción naval y que, por tanto, podría valer de cierto homenaje a cientos de familias de los importantes barrios del Natahoyo y de La Calzada que convirtieron a Gijón en un referente internacional del sector naval. Ya firmada la escritura de compraventa de una parte de los ansiados suelos, hemos de ser conscientes de que todavía queda mucha tela que cortar para que el proyecto urbanístico empresarial se convierta en realidad. Sin ánimo de ser agorero, hay una experiencia cercana que se llama ZALIA, que hasta la fecha y después de 15 años, ya todos sabemos cómo está. Por tanto, para no cometer los mismos errores, es aconsejable afrontarlo con criterios técnicos como sostén de las decisiones políticas. De momento, tras la compra de la semana pasada, resta por adquirir el otro 40% del otro activo perteneciente a PYMAR, de quien, hasta la fecha, nunca más se supo. A estas alturas, no resulta aventurado manifestar que el camino que lleva para que el Ayuntamiento de Gijón se convierta en señor feudal de los terrenos, sea el de una expropiación premeditada con el retraso que ello puede suponer. No obstante, al hilo de esto, sería igualmente recomendable de cara a saber lo que ahí se va a levantar, confeccionar un plan director, redactado con criterios absolutamente técnicos y creíbles. A este respecto solo se encuentra encima de la mesa como embrión una espantosa maqueta, por cierto, muda, en cuanto a lo que allí se puede y desea construir y unas recurrentes infografías en las que solamente falta retratar virtualmente unos cuantos cisnes o delfines bañándose en el estanque azul para mayor regocijo del visitante. Hace unos meses, desde esta columna, humildemente recomendé visitar la ciudad de Burdeos para contemplar una de las transformaciones más importantes después de la reconstrucción europea tras la Segunda Guerra Mundial, dónde en una proporción mayor de lo que se pretende en Gijón, la ciudad francesa se enfrentó al río Garona recuperando para los bordeleses un espacio idílico empresarial y vanguardista. Siguiendo la línea francesa, convendría clonar en Gijón algún frente de aquella transformación y, de manera especial, el método de trabajo participativo basado en una cooperación público-privada que pretende ir más allá de la colaboración entre sectores en materia de inversión. Los gijoneses para Naval Gijón hemos de conseguir, como lo hizo Burdeos, que se pueda constituir un foro de diálogo como método de entendimiento entre todas las partes implicadas. De esta forma, los planes iniciales surgidos de las ideas aportadas por especialistas se podrán convertir en marcos de actuación, quedando establecidos de antemano los principios urbanos y el espíritu para la promoción y construcción de los edificios que allí han de resurgir. Es de esperar que sean singulares. No hace falta intuir que bajo la fórmula propuesta ,estoy trasladando al Ayuntamiento de Gijón que por una vez, al menos, se escuche la voz del Colegio de Arquitectos, considerando imprescindible también contar con una consultora especializada en este tipo de reconversiones urbanas. Y, en paralelo, desplegar desde la municipal Impulsa una tenaz búsqueda de empresas para que allí se instalen. No sé si de economía azul, amarilla, verde o colorada. Y todo ello como herramienta para conseguir el ingente volumen de financiación que va a requerir este desarrollo para la ciudad, a través, de la venta de los suelos resultantes. Llegado a este punto, quien gobierna el consistorio gijonés es de esperar que huya de la tentación de que en prueba de eficacia política intente ejecutar solamente lo fácil y más vistoso de esta operación de regeneración de la ciudad, como es la creación del sendero de borde marítimo entre el Acuario y el Tallerón con una preciosa pasarela atravesando la antigua dársena del astillero y que el parque empresarial, propiamente dicho, pase a ser un nuevo reclamo electoral para unas próximas elecciones. De ser así, sería matar pulgas a cañonazos, después de haber gastado casi siete millones de euros al haber empleado un equivocado sistema de gestión. Lo que apunto se infiere de las recientes manifestaciones del Concejal de urbanismo, el señor Martínez Salvador, las cuales no invitan precisamente a la esperanza. Coincidimos muchos en que los tiros van por ahí. Por tanto, habrá que estar a lo que se cuece en la cocina municipal en los próximos meses. De ocurrir la premonición, nos tocará inciensar a un nuevo muerto que se llama Naval Gijón.

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