Vaya por delante que no soy cazador en ninguna de sus modalidades: una escopeta de feria es el arma al que más me aproximé desde ... que poseo uso de razón. En lo que sí puedo coincidir con bastante gente es en considerar que la única caza segura es la que te ponen en el plato. También soy de los que creen que, a la hora de comer, donde esté una buena perdiz que se quite lo demás. Dicho esto y hablando de perdices, traigo a colación una expresión que todos hemos utilizado alguna vez y que, cómo no, también puede ser oportuna en el turbado mundo de la política. Me estoy refiriendo a lo de 'marear la perdiz'. Su origen, según parece, proviene del arte de la caza de estas curiosas aves, en que resulta bastante común azuzarlas utilizando a los perros para que echen a volar y, a continuación, disparar y cobrar la pieza. De ahí se desprende que se trata de una técnica que conlleva demora. Así que lo de marear la perdiz se puede trasladar a cualquier otro frente de nuestro diario acontecer, siempre que, por voluntad propia, alguien desee dilatar algo en el tiempo. Sí nos fijamos bien, es lo que más o menos está ocurriendo con el congreso del Partido Popular gijonés.
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Cuando Álvaro Queipo ganó la presidencia del partido en Asturias apareció como el adalid del cambio, de la renovación y de la unidad de esta formación política. Han pasado ya 13 meses, con lo que de sobra se puede dar por amortizado el plazo de gracia o de cortesía que legítimamente asistía a esta persona para que aparejara el nuevo PP asturiano. Pero resulta palpable que hasta la fecha no ha cambiado nada y, mucho menos, lograr la tan anhelada unidad del partido. La siempre tozuda realidad lo demostró en Avilés: la imposición de un candidato afín a sus conveniencias políticas no siempre da resultado. Y, por supuesto, no sería el mejor patrón a seguir en próximos procesos congresuales.
Reina en el PP Gijonés cierto desánimo y hastío, mostrado por un importante número de militantes que vienen observando que el grupo municipal popular navega desde hace mucho sin patria ni bandera. Y lo más grave es, según dicen, la circunstancia de que se encuentra teledirigido desde Oviedo, a través del concejal Rodrigo Pintueles, quien aparece como el plenipotenciario de Queipo en Gijón, por encima, incluso, de la portavoz municipal Ángela Pumariega.
Por otro lado, está corrido en los círculos políticos gijoneses que el propio Queipo está mareando la perdiz, tratando de encontrar un candidato o candidata que él pudiera controlar y lo suficientemente manejable para que el Partido Popular pueda seguir colaborando con el gobierno local de Foro, para que Carmen Moriyón siga como alcaldesa de Gijón. Ese sería el motivo por el cual en los últimos días, ante la reiterada negativa de la vicealcaldesa Pumariega a meterse en semejante barullo, el presidente del PP regional le haya ofrecido esa posibilidad a Pilar Fernández Pardo. Quien al igual que la señora Pumariega, pidió que le apartaran semejante 'cáliz'. Así, no sería descartable que Pumariega volviera a las quinielas, aunque acompañada esta vez de Andrés Ruiz, quien en silencio parece ser que también tiene aspiraciones. Claro qué en ese caso aparecería como segundo de a bordo.
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Con este montaje, que sería pactado con algún otro sector popular, el señor Queipo se aseguraría el 'pacto de la letrina', que así lo denominé en su día, impuesto por la célula forista de Oviedo y consistente en aceptar una candidatura regional única de PP y Foro Asturias, pero encabezada por el PP. A cambio se entregaría la cabeza de Pablo González, apartándolo de la presidencia del partido en Gijón, al haberse negado, por activa y por pasiva, a convertirse en sumiso colaboracionista de los foristas en el consistorio gijonés.
Desde luego, y en el caso de que se produjese dicha decapitación de González –lo que en parte ya se llevó a cabo cuando se designó a Ángela Pumariega candidata a la Alcaldía de Gijón–, tendría una complicada explicación. No solamente ante los propios militantes de este partido, sino, ante los posibles votantes no afiliados, quienes no entenderían la salida del actual presidente del Partido Popular Gijonés simplemente por defender la identidad del partido a quien ha venido representando durante estos años.
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No obstante, no acaba aquí la cosa, y donde eran pocos en este culebrón, parió la abuela. Por un lado, con José Manuel del Pino perfilándose entre los posibles candidatos con un considerable apoyo de los militantes y, por otro, al estar fraguándose otro movimiento que en apariencia no pinta mal, dada la solvencia de las personas que lo protagonizan.
Para concluir, hay que decir que lo ocurrido hace unos meses en la villa avilesina puede ser un juego floral al lado de lo que se pudiera estar cociendo en Gijón. Ya a nadie se le escapa que lo que ocurra en Gijón y, posteriormente, en Oviedo, servirá como prueba de fuego para comprobar la fortaleza del liderazgo del actual presidente del PP asturiano, tras más de un año al frente del partido. Es de esperar que prime el sentido común, imponiéndose un congreso abierto y transparente, a través del cual los militantes puedan decidir libremente quién es el mejor candidato para liderar el PP gijonés. Ello, sin ningún tipo de duda, redundará en beneficio de este partido para que algún día pueda gobernar en solitario la ciudad.
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