Errores de bulto

Al hilo de todo esto, quizás la alcaldesa, a consecuencia de las lagunas legales existentes, aderezado todo con un escaso o inexistente asesoramiento jurídico, ha caído involuntariamente en tres errores de bulto, que son el objeto de análisis de este espacio que me brinda EL COMERCIO. El primero, disponer de unos dineros bajo la fórmula de dietas como presidenta del partido, sin haber analizado el criterio reiterado por el Tribunal de Cuentas, quien en casos similares ocurridos en otros ayuntamientos españoles ha considerado que esas dotaciones económicas han de ir destinadas a pagar los gastos de funcionamiento de los grupos políticos y su actividad, por lo cual la atribución de estos recursos no pueden dedicarse a la retribución personal de los líderes del grupo municipal en cuestión.

El segundo error, ya a posteriori de efectuadas las disposiciones dinerarias, y conocido el fallo del tribunal, mantener en su legítima defensa de que fue un error contable, cuando a todas luces no existió, y sí un actuar equivocado que generó un cobro indebido, que no ilegal, que son dos cosas diferentes. A este respecto, resulta importante destacar como pieza indubitada que en las conclusiones del tribunal para nada aparece que la presidenta de Foro y, a la vez, alcaldesa haya ejercido una conducta ilegal, como ha pretendido dibujar la oposición municipal, ya que de haberse producido estaríamos ante el ilícito penal de la apropiación indebida, la prevaricación o administración desleal, teniendo que hablar entonces de palabras mayores. De haber obrado ilegalmente la alcaldesa, hay que dar por seguro que de inmediato el mismo órgano fiscalizador hubiera actuado de oficio, remitiendo el expediente a la jurisdicción penal.

El tercer y último error, ha sido no admitir preguntas en el Pleno Municipal al respecto. Olvida la primera autoridad de la ciudad que se trata de un asunto que le concierne por uso de dinero público, estando sometida por esa circunstancia a los principios más rígidos de transparencia a la que se obliga todo servidor público. Gran equivocación. No teniendo nada que ocultar, prefirió seguir anclada al justificante del error contable, que a poca gente convenció al existir un fallo del tribunal que no concluía de la manera defendida por la regidora. Y así se lo espetó con apreciable acierto Sara Álvarez Rouco, dirigente de Vox, pocos minutos antes de producirse el abandono del Salón de Plenos por parte de los grupos de la oposición.

Para finalizar las presentes consideraciones, convendría hacer ver a Carmen Moriyon que la política lleva adherida el sabor amargo de la hiel y el vinagre, que con bombín y guitarra nos recuerda Sabina, encontrándose la oposición siempre ojo avizor y dispuesta a servirte la amargura en vasos canopes. Unas veces con razón, otras sin ella, pero son las reglas del juego democrático, que como política tiene que aceptar.

Por lo demás, y a estas alturas, pelillos a la mar y a disfrutar del veraneo gijonés que es lo que toca. De momento a ser felices, que ya asomarán otros nubarrones cuando llegue la temporada otoñal.