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Crónica de una muerte anunciada

El final de la concesión del Monasterio de Valdediós al Círculo del mismo nombre para realizar sus actividades pone a la entidad cultural al borde de la disolución

Jueves, 12 de octubre 2023, 01:22

Usurpo a Gabriel García Márquez el título del presente texto, transportándolo desde su magnífica novela publicada en 1981, incluida en alguna lista entre las 100 ... mejores en español del siglo XX. Y lo hago para referirme a lo que ya se da por hecho, como es la prohibición de uso en precario del Monasterio de Valdediós al Círculo Cultural que lleva su mismo nombre, para la realización en ese lugar de todas sus actividades. Como ya todo el mundo conoce, el cenobio cisterciense situado en territorio maliayo, en un paraje de extraordinaria belleza y lleno de espiritualidad, conforma un conjunto medieval en torno a una de las joyas del prerrománico asturiano, como es San Salvador de Valdediós, más conocido como 'el conventín'. En ese incomparable lugar, colaborando instituciones, organismos públicos, empresas del sector público y privado y particulares, en 1998 comenzó la cimentación de un proyecto que, sin ánimo de lucro alguno, fue bautizado como el Círculo Cultural de Valdediós y que coadyuvó de manera importante a la difusión de la música de cámara, la poesía, y, a la vez, a convertir el conjunto monacal en un referente de visitas a nivel nacional. Todos los que componemos esta asociación hemos colaborado con las diferentes órdenes monásticas que allí se alojaron, con respeto absoluto al culto practicado por sus monjes y sensibilizados de igual manera con todos sus actos religiosos, tanto en la Navidad como en la Semana Santa. Si titulo estas líneas que me brinda EL COMERCIO con que la expulsión de Valdediós era una muerte anunciada, lo hago con la base de que poco antes del verano Martín Caicoya, en calidad de presidente del Círculo, nos trasladaba la frustrante noticia de que el Arzobispado de Oviedo daba por finalizada la graciosa concesión efectuada en su día para utilizar el sacro lugar, por unas razones llenas de sombras y trasladadas a modo de 'ucase zarista', sin la mínima posibilidad de intercambiar un necesario diálogo con el órgano eclesiástico.

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