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Las vacas sagradas

Nadie está más crecido que aquel que contempla cómo cada día va menguando

Lunes, 21 de octubre 2024, 02:00

Son veneradas en la India, en virtud de esa forma tan humana de resignarse al destino que se llama religión. El dios Krishna se representa como un pastor de vacas, que al parecer sólo las quiere de mascotas. Aunque el hambre sea mucha o el ... viajero tenga prisa para no perder un avión, nadie se atreverá a alimentarse de estos simpáticos herbívoros o apartarlos para que no obstaculicen el paso. La vaca sagrada es, por definición, un ser privilegiado que asienta sus reales en partidos, comisiones y departamentos, impasible ante el progreso emergente de otras criaturas que puedan disputarle privilegios. Son el trombo que impide la normal circulación de sangre nueva, aunque sólo consigan sobrevivir a fuerza de transfusiones. Evolucionan felices, entre acólitos y eunucos, que ambicionan secretamente ocupar su puesto en el establo celestial, después de años rumiando a su sombra. Ejercen su poder siempre a distancia, desde cátedras sin alumnos y patronatos de licor y aperitivos de balde. Su pecado capital es la soberbia del filósofo, ese deseo convertido en impotencia, que el gran pensador José Gaos definió como la nostalgia del alquimista ante el crisol, cuando se ve incapaz de sintetizar una idea nueva de entre un conjunto de decepciones.

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