Decía Ortega que las ideas se tienen y en las creencias se está, aunque el neo-puritanismo de la izquierda consigue que muchos individuos se queden a vivir en las ideas, para convertirlas en una nueva fe inamovible, que analiza, con la meticulosidad de un ... censor, las más mínimas trazas de rebeldía frente al pensamiento único. Florecen como cardos borriqueros los ataques ad-hominen, o lo que es lo mismo, no se ataca el argumento sino la persona que lo esgrime. Gibraltar siempre fue y será español, por mucho que se acuse de casposo a quién lo grite y de inoportuno el momento. Quién busque decoro versallesco en una celebración deportiva está un poco desorientado, como los que defienden los derechos de pueblos ocupantes como los llanitos o los sionistas israelitas. Tanto los palestinos como los primitivos habitantes del peñón fueron desalojados por la fuerza de sus hogares, después de un episodio en el que los sitiadores ingleses tomaron a mujeres y niños como rehenes. Los cuatro mil españoles que habitaban el peñón se vieron obligados a huir con lo puesto, estableciéndose como pudieron en San Roque y Algeciras. A ello añadimos la ocupación de ciertos enclaves que estaban fuera del Tratado de Utrecht, como las conocidas torres del Molino y el Diablo, o la apropiación del istmo durante la Guerra Civil, un espacio que también estaba excluido del tratado, en el que fue instalado el aeropuerto. La destrucción de la patria palestina, mediante la expulsión de sus habitantes y la apropiación de sus bienes, se produjo entre 1947 y 1948. La conocida como 'Nakba' o 'desastre' acabó con una comunidad próspera que pagó en sus carnes la culpa del holocausto nazi, frente a un pueblo que invocaba, y aún invoca, el derecho divino para justificar su saqueo. Del mismo modo que en América se enfrentaron sociedades teocéntricas como la hispana y la azteca, ambas yunque de herejes y victimarias de quienes se escapaban a la ortodoxia de sus respectivas creencias, en Oriente Medio se oponen dos interpretaciones rigoristas y oportunistas de la Torah y el Corán, obligando a la opinión pública a elegir, como si no fueran ambas deleznables. Según muchas de estas buenas personas, los patriotas Espoz y Mina o el Cura Merino, deberían ser acusados de terrorismo, por haberse levantado en armas contra el ocupante francés en la Guerra de la Independencia. Para seguir con los libros sagrados, la Biblia también dice que no se debería dar a Dios lo que le pertenece al César, aunque parece que la curia vernácula va a la suya, empeñada en apropiarse de la festividad de todos los asturianos con soflamas cavernícolas y excluyentes, más propias de otros tiempos. Contra la histeria, historia.
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