Feliz Navidad

A los que se preocupan de que los que no tienen dónde caerse muertos tengan donde estar vivos. A los que viven su primera Navidad; a los que viven la última sin saberlo. A los que investigan para hallar la cura del cáncer, o del Alzheimer, o de cualquier otra de esas miserias que nos van difuminando hasta convertirnos en fantasmas. A los que se atragantan con los polvorones; a los que saben hacer la maniobra de Heimlich. A las madres y a las abuelas que son más criadas que señoras, que preparan cordero para quince y lasaña de verduras para el novio de la pequeña porque les ha salido vegetariano, pero bien que le tira al jamón, el tío perro. A los que cantan villancicos y piden el aguinaldo. A los que se disfrazan de Papá Noel. A los que no les ha tocado la lotería; a los que les ha tocado y se van a poner morados a centollo y a percebes y a champán del bueno.

A los que se esconden para echar mano de la bandeja de los turrones, que te lo tiene prohibido el médico, Pepe. A los que están solos porque quieren; a los que están solos sin querer. A los que se besan y abrazan para demostrarse el cariño que se ocultan, tonta y pudorosamente, durante once meses y medio. A los que la mesa del comedor se nos ha quedado coja, pero la calzamos con la alegría de estar con los que nos quedan y con el recuerdo inmenso de los que ya no están. A todos, feliz Navidad.