Sabemos que puede venir una pandemia provocada por un virus y que el mundo que conocemos cambie (un poco, aunque estando dentro de nuestras casas o tras las mascarillas nos pareciera todo desconcertante). Sabemos que puede venir una riada y más allá de la catástrofe ... alimentada por varias supertormentas y once tornados, que nadie nos auxilie, como si estuviéramos en una isla perdida del Pacífico. Y todavía hoy, que la ayuda y la reconstrucción no terminen de arrancar. Ahora también nos enteramos de que un jaqueo en los paneles solares puede provocar un apagón en toda Europa. Que la prisa por instalar tantas placas ha creado vulnerabilidades en la ciberseguridad de las redes eléctricas. Giovanni Sartori dijo en una entrevista que si él fuera terrorista se dedicaría a explotar conductos de agua, «conducciones kilométricas que pasan por terrenos desiertos sin vigilancia». La incertidumbre es parte de la vida, pero hay demasiadas variaciones.
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