El tren suele ser solución recurrente. En el Oeste entonces y aquí hoy. Me acuerdo de cuando el primer presidente autonómico, Hernández Ros, quiso un tren aéreo que enlazara los diez kilómetros entre Murcia y Molina, patria de Charo Baeza. Tren aéreo no era una ... cosa de 'Los supersónicos'; era el tren bala, suspendido en el aire por encima de la vía gracias a las fuerzas repulsivas y atractivas del magnetismo, cosa que entonces sí nos parecía más de los Jetson que del milenario Japón.
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Esperanza Aguirre volvió en 2008 a coquetear con la idea para Madrid (se habló de ese verbo). Por ejemplo, para unir Chamartín con Torrejón de Ardoz y Alcalá de Henares en menos de cinco minutos. Y ahora Vox cree haber dado con la solución a los atascos en la capital. Cerrar la M-50 y poner un tren bala. O sea, lo mismo que los dos coquetos anteriores. Una grandísima inversión para una distancia cortísima. Tan corta como algunas cabecicas pensantes.
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